La hormiga argentina (Linepithema humile) es una especie nativa de Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil pero se ha expandido por otros muchos sectores del mundo por acción humana. Las reinas miden unos 4 mm y las obreras entre 2 y 3 mm. No existe división de castas entre las obreras. Se le considera una plaga o especie invasora porque ataca y destruye colonias de especies nativas de los sectores que habita, además que se dedica a la crianza de áfidos, de los cuales extrae una sustancia azucarada como alimento. Los áridos se alimentan de plantas por lo tanto son perjudiciales para la agricultura. Estas hormigas en su hábitat autóctono forman colonias de hormigueros y periódicamente batallan entre los distintos nidos por el control del territorio, produciendo una regulación natural de su población. No obstante, esto no ocurre cuando invaden tierras más lejanas llegando a formar colonias gigantescas (supercolonias), que abarcan grandes extensiones de cientos o miles de kilómetros. No se sabe por qué desarrollan este comportamiento tan peculiar, entre las teorías que se mencionan están las de factores ambientales, que reducirían su agresión, hasta genéticos: las hormigas diversas genéticamente se comportan de manera agresiva entre ellas, algo que no ocurre entre hormigas argentinas de genética similar pese a que puedan pertenecer a diferentes nidos separados por una distancia considerable. El poder invasivo de esta especie queda reflejado cuando científicos localizaron en California una colonia de hormigas argentinas que se extiende desde la frontera con México hasta Ukiah, unos 160 km al norte de San Francisco. Existe también una colonia que recorre el norte de Italia, el sur de Francia y llega hasta la costa atlántica española; ésta ha sido catalogada en 6000 km. Por otro lado se puede mencionar que las hormigas argentinas acaban con todas las especies nativas de hormigas del lugar que han invadido, produciendo drásticos cambios en el ecosistema
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