miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿Ateos, agnósticos o idolatras?


Hay personas que piensan que la idolatría es un problema de tiempos remotos. Se dice que un problema grave de nuestro tiempo es el ateísmo: No se trata tanto de optar entre este o aquel dios, sino, mucho más radicalmente, de saber si Dios existe o no existe.

Quizás ése sea asunto del primer mundo y de algunos círculos reducidos de por acá. Pero en Latinoamérica creo que ése no es el problema fundamental en temas de fe.

Antes de poder afirmar la existencia o la inexistencia de Dios, hemos de saber de alguna forma de qué Dios se trata. Existen personas honradas que sinceramente confiesan que no creen en Dios, y realmente así es, pero en lo que no creen es en esas especies de espantajos que les habían querido hacer pasar por dios, como el dios del palo alzado, el dios soluciónalo todo o el dios mecanismo de relojería. El que considera a Dios como algo denigrante u opresor, enemigo del amor y la libertad, tiene toda la razón en rechazarlo.

Ciertamente hay muchísimas ideas sobre Dios. Aun los que lo niegan, tienen que tener una idea de qué es lo que rechazan. Es posible que cuando varias personas discuten sobre Dios realmente no estén hablando sobre la misma realidad.

En la Biblia se va desarrollando lentamente un proceso de conocimiento de Dios, pero para ello la pedagogía que usa generalmente es ir aclarando lo que precisamente no es Dios. Va poco a poco desenmascarando los rostros falsos de Dios, las ideas falsas sobre Dios, o sea, los ídolos.

Según el mensaje bíblico, lo opuesto a la fe en Dios no es el ateísmo, sino la idolatría. Por eso la lucha contra los ídolos es el tema principal que recorre toda la Biblia.

El tema de la idolatría no puede ser propio solamente de épocas pasadas, incultas y supersticiosas. También actualmente se inventan ideologías, fetiches e ídolos. También ahora existen sistemas de opresión que para mantenerse en el poder producen ídolos justificadores, a los que diariamente se ofrecen multitud de víctimas. Por ello afirmamos que en un mundo oprimido como es el latinoamericano la evangelización debe enfrentarse fundamentalmente con la idolatría y no tanto con el ateísmo.

El pueblo necesita cada vez más una teología que apoye su lucha de liberación. El enfrentamiento político se abre al enfrentamiento teológico. La teología se convierte en un nuevo terreno de lucha. La praxis de la dignificación humana necesita más que nunca una teología que la apoye. Los pobres ya no luchan solamente contra las clases opresoras y sus mecanismos de explotación; sino también contra toda clase de doctrinas y poderes espiritualistas opresores. En este contexto la búsqueda y proclamación del Dios de Jesucristo, que para el sistema capitalista es la afirmación de lo subversivo e irracional, para los cristianos es la afirmación de una práctica antiidolátrica. No se puede hoy buscar al Dios de Jesús sin enfrentarse directamente con los ídolos y fetiches del sistema dominante. Una vez más el Dios de Jesús está en lucha contra los dioses falsos, esta vez asentados en el Olimpo del neoliberalismo.

Hoy se fomenta la idolatría al aparentar, al consumismo, al placer egoísta, y aun a la misma corrupción. Se idolatra al tener y al poder. Es más importante lo "figureti" que lo que realmente se es.

Se habla poco y mal de las verdaderas necesidades y las auténticas soluciones. No se enfrenta la realidad. Se fomenta toda una maraña tenebrosa de encubrimiento de la verdad, de escapismos, de máscaras y drogadicciones... La mayoría de los anuncios publicitarios -los económicos, los políticos y aun los religiosos-, no son sino mentiras maquilladas. La imágenes dicen que con tal tabaco o bebida se alcanza la felicidad, aunque la "letra muerta" al final del anuncio afirme lo contrario... Con sesudas estadísticas quieren convencernos de lo bien que vamos, aunque los pobres tengan que ir al basural para poder comer... Se anuncia "deje de sufrir" en un programa que te enferma por la idiotez de sus "remedios"... Se emborracha al pueblo con programas de fútbol y concursos de belleza...

La felicidad sólo se alcanza por el camino de la autenticidad, el esfuerzo y la verdad. Pero pululan por doquier multitud de "religiones" que justifican hipocresías, moralismos ridículos, soluciones fáciles ineficaces. Es muy cómodo cubrir las realidades putrefactas con paños piadosos. A mucha gente le encanta meter su cabeza en el agujero de una secta para que la palpitante realidad no le inquiete ni le tense.

Por todo esto afirmo que la idolatría es el auténtico opio de nuestro mundo. Hay como un frenesí por inventarnos nuevos dioses, fomentadores y justificadores de todo lo que tenemos de mediocres consumidores y egoístas acaparadores...

Los altares de la idolatría están repletos de nuevos "santos patrones": fanatismo sectario, milagrerismo fácil, consumismo desenfrenado, politiquería zoquetera, drogas escapistas, sexo sin amor, propagandas alienantes, irresponsabilidad institucionalizada...; plata acumulada, orgullo opresor, placer egoísta. Estos son los nuevos dioses a los que tenemos que desenmascarar, en nombre del Dios de la vida, de la justicia, la libertad y el amor...

Autor: Padre. José L. Caravias, S.J.
extraído de la página: autores católicos.org.



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