martes, 16 de noviembre de 2010

El Pensamiento Mágico


Uno de los síntomas de la demencia es el pensamiento mágico. La característica de esta forma de pensar es creer que se puede dominar la realidad con la mente.

Sin embargo, un pensamiento se puede hacer realidad y no necesariamente significa que sea mágico y este es un misterio que desvela al hombre desde el inicio de la humanidad.

Algunas personas intuyen que se van a curar de una enfermedad grave aunque las probabilidades no sean muchas y se curan; otras deciden no tomar un avión porque sienten que se va a estrellar y luego eso es lo que ocurre y se salvan.

Los místicos dirían que sí, que podemos influir en la realidad con el pensamiento y un racionalista nos diría que no. Pero ambos tienen dudas, que hacen que el místico lo intente y que el racionalista investigue.

El Dr Yujiro Ikemi, investigador japonés sobre las remisiones espontáneas de enfermedades terminales, refiere el caso de un paciente cuyo tumor con frecuencia de gran tamaño, suele desaparecer súbitamente; y cuando eso ocurre él lo sabe con una seguridad serena en que el tumor se ha ido.

Ese cambio de conciencia ha hecho que el cambio ocurra en el cuerpo pero nadie sabe cómo se produce eso.

Se puede entonces pensar que lo que se conoce como pensamiento mágico como un trastorno de la mente, en realidad puede ser un poder de la mente potencialmente válido.

Deepak Chopra, una de las principales figuras en el campo de la medicina holística y la espiritualidad, considerado el poeta profeta de la medicina alternativa, nos dice que el pensamiento mágico opera de una manera diferente al de la mayoría según el principio de la “auto referencia”, o sea que la realidad se percibe desde la interioridad según los sentimientos y las intuiciones y no desde lo externo.

Vivir de acuerdo a este principio hace posible que un cambio de conciencia produzca un cambio en el cuerpo.

Las personas que basan su pensamiento tomando como referencia a los objetos suponen tácitamente que su mente no tiene ninguna influencia sobre el mundo exterior.

Chopra asegura que si pudiéramos imaginar una realidad enteramente centrada en uno mismo se podría vivir con mucho éxito.

Cerca del Himalaya, en Srinagar, capital de Cachemira, un amigo le contó a Chopra que vio un día a un anciano asceta caminando por la calle, que llevaba una vara de tres puntas, llamada trishul, el tridente de Shiva, que muchos ascetas consideran su patrono. Era lo único que tenía.

Un grupo de muchachos se acercó a él y uno de ellos le arrebató el tridente, pero el anciano sin reaccionar continuó su camino muy tranquilo como si nada hubiera pasado.

Otro de los jóvenes recuperó la vara y se acercó al viejo por detrás, sin que éste pudiera verlo para devolvérsela. El anciano entonces, sin haberlo visto y sin volver su cabeza, alargó el brazo hacia atrás, tomó el tridente y continuó caminando en línea recta sin darse vuelta.

Chopra interpretó este suceso como un hecho dentro de la conciencia del anciano que tomó forma exterior. Él fue el centro del acontecimiento y estaba seguro del resultado.

Es cuestión de reorientar la propia perspectiva para ver el yo como primordial y las cosas exteriores como secundarias.

Una antigua fábula de la India refiere que había una vez un hombre que poseía solamente dos afectos, un hijo y un pony. Un día el pony desapareció y el hombre cayó en una depresión hasta que éste regresó acompañado de un hermoso caballo, recuperando de este modo su alegría.

Su hijo quiso montar el potro y mientras cabalgaba sufrió una caída que le fracturó la pierna en dos partes. Nuevamente el padre se deprimió por este suceso hasta que un grupo de soldados llegó a su casa para reclutar a su hijo para la guerra, pero como el joven estaba accidentado se fueron sin él.

Esta fábula, es como la vida, llena de altos y bajos como la de este hombre, atado a un joven y a un pony.

Mientras la felicidad dependa de los objetos seremos prisioneros de ellos.

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