Babel es el nombre de la primera de las cuatro ciudades originales del reino fundado por Nimrod, el poderoso cazador opuesto al Dios hebreo Yahveh. Situada en "una llanura en la tierra de Sinar" donde, de acuerdo con la Biblia, se llevó a cabo un intento infructuoso de erigir una torre de altura suficiente para alcanzar el cielo: la Torre de Babel.
El nombre de esta ciudad se deriva del verbo hebreo balál, "confundir", pero Nemrod la fundó con el nombre Bab-el, esto es, "Puerta de Dios", ya que tenía el propósito de hacer de esta ciudad y de su zigurat, el lugar donde se podría tener comunicación directa con el cielo y, por lo tanto, con Dios mismo. En los registros sumerios, esta ciudad aparece mencionada como Kadingira, que significa lo mismo que el acadio Babilum, "La Puerta de Dios". Aunque según modernas investigaciones registradas en el libro "Más allá de la Biblia" del orientalista italiano Mario Liverani, la etimología de la palabra se refiere más a bab-ilu que significaría "Lugar de confusión".
Su objetivo principal era salvarse de un eventual nuevo Diluvio que pudiera ocurrir, así como, también, para "hacerse un nombre célebre" en caso de ser dispersados sobre la superficie de la Tierra. Este objetivo contradecía el propósito de Dios en cuanto a que la humanidad postdiluviana se esparciera por sobre toda la superficie de la Tierra, se reprodujera sobre ella y la sojuzgara.
Yahveh Elohim, entonces, confundió los idiomas de aquellos que estaban trabajando en su construcción, por lo que no fueron capaces de entenderse unos a otros, y el proyecto fracasó. No se explicita que Dios haya destruido directamente los esfuerzos de los constructores; aparentemente, la construcción cayó en el abandono. Y, de acuerdo a la mayoría de los escriturarios y eruditos bíblicos, más tarde, cuando la ciudad que se desarrolló en este sitio, en torno de dicha construcción, volvió a adquirir preponderancia, fue de nuevo retomada la obra, la que concluyó en el zigurat de Etemenanki, la "Casa de Fundamento de la Tierra y del Cielo".
De esta construcción se derivó la costumbre mesopotámica de construir zigurat o torres escalonadas, coronadas por un templo que representaba el cielo donde residía la divinidad protectora local, y donde se realizaba la unión del cielo y de la tierra.
La permanencia de la idea de que esta torre había de llegar al cielo se conserva en la idea religiosa general de toda Mesopotamia de unión de lo terreno con lo celestial en el punto cúlmine del zigurat. En Babilonia –nombre griego equivalente al hebreo Babel–, anualmente se realizaba una ceremonia de unión mística del cielo con la tierra en la que el propio rey de la ciudad tomaba parte, representando al dios Marduk, con la sacerdotisa principal, representando a la tierra. Esta unión sexual garantizaba un año de fertilidad para los campos, para el ganado y para los habitantes del reino, y la prosperidad general de la tierra.
Esta ciudad, la capital del Imperio o Reino de Nemrod, ha sido identificada con Babilonia. Este último nombre castellanizado deriva de Babylon, la forma griega del nombre hebreo Babel.
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