miércoles, 18 de abril de 2012

Los lugares públicos con más gérmenes

Menú de Restaurante

¿Alguna vez ha visto alguien a lavar un menú? Probablemente no. Un estudio reciente en el Journal of Medical Virology reportó que los virus del resfriado y la gripe pueden sobrevivir durante 18 horas en superficies duras. Si se trata de un restaurante popular, cientos de personas podrían tocar los menús y pasar sus gérmenes a usted. Nunca deje que un menú toque su plato o cubiertos, y lávese las manos después de realizar su pedido, o use toallitas antibacteriales.

Gajos de limón

Según un estudio realizado en 2007 en el Diario de Salud Ambiental, casi el 70% de las rodajas de limón colocadas en el borde de los vasos contienen microbios que causan enfermedades. Cuando los investigadores ordenaron bebidas en 21 restaurantes diferentes, se encontraron 25 diferentes microorganismos que subsisten en los 76 limones que se analizaron, incluyendo E. coli y otras bacterias fecales. Dígale a su mesero que prefiere su bebida sin fruta. ¿Por qué arriesgarse?

Dispensadores de condimentos

Es raro el restaurante que regularmente lave sus contenedores condimento. Y la realidad es que muchas personas no se lavan las manos antes de comer, dice Kelly Reynolds, PhD. Así que mientras puede ser limpio, la persona que vierte la salsa de tomate antes que usted no lo sea, lo que significa que sus gérmenes están en sus papas fritas. Desinfecte su mano después de servirse o la parte exterior de la botella de condimento o utilice un desinfectante y limpie antes de agarrar. Sosteniendo la botella con una servilleta no ayudará; servilletas son porosas, por lo que los microorganismos pueden pasar a través, dice Reynolds.

La puerta del baño

No creo que se pueda escapar de ir al baño sin tocar la manija de la puerta? Coloque en la palma de la mano una toalla de papel de repuesto después de lavarse y úselo para sostener el mango o perilla de la puerta. Sí, otros usuarios pueden pensar que eres un germofóbico, pero tú eres el que no se enfermará.

Dispensadores de jabón

Alrededor del 25% de los dispensadores de los baños públicos están contaminados con bacterias fecales. Jabón que alberga bacterias? puede parecer irónico, pero eso es exactamente lo que un estudio reciente encontró. "La mayoría de estos contenedores no se limpian, por lo que las bacterias crecen como la espuma en el jabón que se acumula", dice Charles Gerba, PhD. "Y los fondos son tocados por las manos sucias, así que hay un cultivo continuo de millones de bacterias." Asegúrese de fregar a fondo sus manos con abundante agua caliente durante 15 a 20 segundos, y si le sucede que tiene un desinfectante para manos a base de alcohol, úselo también.

Carritos de supermercados

Las manijas de casi dos tercios de los carros de la compra a prueba en un estudio de 2007 en la Universidad de Arizona estaban contaminadas con bacterias fecales. De hecho, los recuentos bacterianos de los carros eran superiores a los de la media de los baños públicos.

Limpie la manija con un desinfectante antes de agarrarlo (hay tiendas que están empezando a prestar dichos servicios, mire alrededor para localizar un dispensador). Y mientras está caminando alrededor de los supermercados, no acepte las muestras de comida gratis, que son la forma más común de pasar los gérmenes de la mano a la boca.

Baños de avión

Cuando la empresa Gerba realizó pruebas de microbios en los baños de los aviones comerciales, encontraron las superficies de los grifos y los pomos de las puertas contaminados con E. coli. No es de extrañar, entonces, que usted tiene 100 veces más probabilidades de pescar un resfriado cuando está en el aire, según un estudio reciente en el Journal of Environmental Health Research. Para protegerse a sí mismo, trate de tomar suplementos de té verde. En un estudio de 2007 de la Universidad de la Florida, las personas que tomaron un suplemento de 450 miligramos de té verde dos veces al día durante 3 meses tenían un tercio menos de los síntomas del resfriado.

Consultorio médico

La oficina de un médico no es el lugar para ir a visitar si usted está tratando de evitar los gérmenes. Estos consejos pueden ayudar a limitar su exposición:

1. Lleve sus propios libros y revistas (y juguetes para niños, si usted tiene a sus hijos o nietos con usted).

2. Lleve también sus propias toallitas y desinfectante para las manos, que debe tener al menos un 60% de alcohol.

3. En la sala de espera, intente dejar al menos dos sillas entre usted y los otros pacientes a reducir sus probabilidades de recoger a sus microbios. Germen de gotitas de la tos y el estornudo puede viajar a unos 3 metros antes de caer al suelo

Lloran los ojos de papel

Cristina Bustamante, la musa del himno de Spinetta, habló con este diario poco después de la muerte del músico

Hablé por teléfono con Luis, y me contó que estaba muy enfermo. Yo antes le había mandado un mail y él, en su estilo críptico de toda la vida, me lo contestó y me pareció que algo andaba mal. Lo llamé y me confirmó que estaba muy enfermo, pero me dijo algo que me conmovió: Estoy preparado para esto, vengo preparándome toda la vida para este momento, y yo ya dije todo lo que tenía que decir».

Conmovida hasta el llanto, Cristina Bustamante habló con este diario de quien fue -según relata- «el primero de mi vida en muchísimas cosas». Cristina, (Cris), fue la novia de la adolescencia de Luis Alberto Spinetta, la que inspiró «Muchacha ojos de papel», ese himno que cantan chicos cuyos padres aún no habían nacido cuando estos dos jóvenes de 17 años se unieron.

«Tengo un dolor enorme, estoy rota por dentro. Luis fue el gran amor de mi vida; hace algunos años, de visita en Buenos Aires, una amiga me dijo Andate tranquila que acá te cuidamos la adolescencia. Con la muerte de Luis, se muere toda una etapa de mi vida...».

Cristina partió de la Argentina en 1978; vivió siete años en Venezuela, otros veinte en Boston y desde entonces está en Los Ángeles; es profesora de español en una exclusivísima secundaria de Santa Monica a la que concurren hijos de celebridades de Hollywood. La «Muchacha ojos de papel» es una bella abuela de dos nietos que le dio su hija Celeste.

Alguna vez, ya separada de su primer marido y hace una vida, este periodista la chicaneó: «¿Estás segura de que sos vos la muchacha de la canción del Flaco?» Ella, filosa, respondió: «Qué te pasa, querido: yo incluso ayudé a darle forma a la versión definitiva de la letra».

Ayer, conmovida por la muerte de quien para millones de amantes de su arte fue el más grande músico-poeta argentino de todos los tiempos (ver Espectáculos), y para ella su primer amor, modifica la versión: «En realidad yo hice un solo cambio; en el original Luis había puesto senos de miel, y yo le dije que eso parecía un catálogo de corpiños... Estuvimos de acuerdo en que pechos quedaba mejor».

Reprimiendo en vano el llanto, agrega: «Yo nunca me di crédito por Muchacha... fue todo de Luis; el arte fluía a través de él». El periodista trata de convencerla de que muchas veces la musa es tan importante como el poeta. En vano. «La única letra que escribí para Almendra fue un tema, Chocolate, pero creo que nunca se grabó».

Almendra -Spinetta, Edelmiro Molinari, Rodolfo García, Emilio del Guercio- estrenaron el tema más cantado y recordado de la historia del rock argentino un viernes a la noche en el teatro Coliseo, en 1969. Era el tiempo en que el rock en castellano trataba de abrirse paso y el influjo del «flower power» californiano intentaba hacer pie en Buenos Aires.

La poesía de esa canción aparentemente simple (cuatro voces, una guitarra acústica, casi un «unplugged» como se lo llamaría décadas más tarde), pero complejísima en las armonías vocales de los cuatro integrantes del grupo paralizó a los 1.500 privilegiados que asistieron a ese pequeño milagro. Desde ese momento, la historia de la música local cambió para siempre.

Antes de esa noche Cris recuerda que Luis y ella se abrazaban en la cocina de la casa de sus padres (la portería del edificio donde vivía Del Guercio) para escuchar «la media hora de los Beatles de Modart en la noche», uno de los programas más populares de la época. Los dos cursaban el quinto año de secundario.

«Escuchábamos a los Beatles y dibujábamos; los tres dibujábamos bien: Luis, Emilio y yo. Y como yo sabía inglés y Luis no tanto, le traducía los temas de los Beatles; para él era una especie de heroína del inglés».

El padre de Cris, «con su ética de clase trabajadora, de encargado de edificio, no estaba para nada contento de que su nena saliera con un pibe de pelo largo. Pero después lo amó...».

¿Cómo era el «Flaco» en su relación con ella? «Luis era miel pura, y no sólo conmigo. Hace unos tres años, creo que en 2008, estaba en Buenos Aires tomando un café con él y lo llamó Mercedes, su pareja actual. Lo escuché hablar por teléfono con ella y me estremeció: abría la boca y de ella sólo salía poesía».

En esa charla telefónica en la que Cris se enteró de la grave enfermedad de Spinetta, ella le recomendó hacer meditación: un músico de jazz, maestro de su actual esposo (un músico estadounidense) también enfermó de cáncer y se volcó al misticismo oriental. El «Flaco» respondió con la frase que cuenta Cris: «Me preparé toda la vida para este momento». Ella está convencida de que «la filosofía fue la herramienta que le permitió irse tranquilo. Esa vez, que fue la última vez que charlé con él, lo escuché en absoluta paz consigo, tranquilo, fuerte para enfrentar lo que venía».

Cuando hace algún tiempo, y gracias a la red social, Cris y este periodista retomaron una amistad que había quedado trunca hace más de tres décadas, ella le confesó que la única razón que podría traerla de visita a Buenos Aires era verlo a Luis. «Ya no tengo familia, y me quedan pocos amigos ahí. Si voy es para verlo a Luis».

La historia de amor duró tres años; la letra de «Muchacha...» obviamente habla de la primera relación sexual del músico con su musa. Después cada uno siguió su camino, pero el vínculo que los unió (no sólo el musical) los mantuvo cerca pese a la distancia física que los separó.

Hacia el final de la charla, Cris estalla en llanto: «Luis no era una persona religiosa; ninguna de sus letras habla de Dios, pero desde chico estudió filosofía y estoy segura de que fue eso lo que lo preparó para la muerte. Y pese a ser agnóstico, estoy segura de que John y George van a estar esperándolo donde quiera que vaya su alma».

http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=623718

Padre Roberto dice:

El Padre Roberto A. Barchietto en relación a la devoción generada entre sus seguidores, expresó:


“No vienen por mí, vienen para encontrarse con Jesucristo. El Señor me llamó a celebrarlo, hacerlo presente a través del carisma de la sanación, de la alegría y el gozo. Cada sacerdote tiene su carisma”.



SAN LA MUERTE

En los Esteros de Iberá se cuenta una leyenda sobre San La Muerte. Cuentan los lugareños que en la región, hace 150 años aproximadamente, había una prisión en donde estaban albergados los leprosos. A estos, por miedo al contagio, los tenían apartados de los demás reclusos, en una edificación alejada, En el pueblo existía un “Payé” (medico brujo), unos dicen que fue un monje Franciscano o un monje Jesuita que cuando Carlos III de España los expulsó de la región, se quedó en el lugar para ayudar a los indígenas. Este Payé era conocido por su poder de curación, a través de la administración de yuyos, brebajes, curaciones “de palabra” y oraciones, la administración de una agua curativa y su gran amor al prójimo, en el cual abarcaba también a los leprosos cuando éste se adentraba en sus celdas para ofrecer agua a los enfermos en la culminación de sus vidas por medio de la enfermedad.


Este monje era poco para toda la comunidad. Sus tareas se debían multiplicar para dar auxilio a todos los que requerían de su ayuda para curar males del cuerpo como así también males espirituales, o bien sacarle “algún daño” a una persona que había sido victima de algún “ojeo”, por otra mal intencionada. El Payé se hacia su tiempo para correr hasta la orilla del río (o Laguna), sentarse bajo algún árbol frondoso, ponerse en cuclillas, y meditar mirando correr el agua.

Hasta que, llegaron al lugar nuevamente los sacerdotes cristianos, que volvían a retomar la empresa comenzada por los misioneros. Estos sacerdotes al enterarse de la presencia del Payé, confabularon con las autoridades y apresaron a este monje, encerrándolo en una celda con los leprosos. El Payé, sin oponer resistencia se dejó conducir. Pero en protesta hizo ayuno y de pie; apoyado en un callado (bastón largo que utilizan los pastores o los viajeros para ayudarse a caminar), hasta que la muerte le llegue en un momento. Nadie se dio cuenta de su muerte hasta luego de un tiempo prolongado cuando abren la puerta de su celda y lo encuentran muerto, de pie con su túnica negra, apoyado en el callado (que tenia forma de L invertida) sus carnes consumidas, era solo su esqueleto cubierto por la piel.

El apodo de Señor La Muerte puede venir, porque Payé, se ocupaba de las personas con lepra, (que en esa época tener esta enfermedad, la cual no tenía cura, era una sentencia de muerte segura).

CARMEN, soy de ese lugar







Soy de ese lugar. El famoso pueblo de "primera" que si pones segunda te pasas de largo.
Ese pueblo que tiene un sin número de chusmas, que no se les escapa una, hasta se saben el nombre de tus mascotas.

Pero también soy de ese lugar que no tiene que cerrar las puertas con llave, te bajás del auto, lo dejas abierto y no pasa nada (por ahí algún chistoso te lo corre de lugar).
Todo el mundo te saluda (ahora ya no tanto, los tiempos cambiaron),  y te pregunta cómo estás y si te quedas charlando en la vereda enseguida sale el mate con masitas y te pones al tanto de todo y casi nunca falta el "pasa, pasa".

El pueblo donde nunca hay nada, ni pasa nada, pero si lo miras bien, tiene todo.

Sí , soy y seré siempre de CARMEN ♥ y se me llena el corazón de orgullo cuando lo digo!








EL MURO DE LOS LAMENTOS


Una reportera escuchó hablar de un anciano judío que había estado yendo a orar al Muro de los Lamentos durante muchos años, todos los días, sin faltar uno.

sí que fue para allí a comprobarlo. Identificó al hombre fácilmente mientras se acercaba al Muro de los Lamentos.

Después de 45 minutos y cuando el viejito se estaba dando vuelta para irse, ella se acercó para hacerle una entrevista.
"Discúlpeme, señor. Soy Rebecca Smith, reportera. ¿Cuál es su nombre?".
"Morris Fishbein," respondió el hombre.

"¿Cuánto tiempo ha venido usted, señor, al Muro de los Lamentos?".

"Alrededor de 60 años".

"¡60 años! ¡Es asombroso! ¿Y por quién ó por qué reza?".

”Rezo por la paz entre cristianos, judíos y musulmanes.”

“Rezo porque terminen todas las guerras y los odios entre la gente.”

“Rezo para que los niños crezcan como adultos responsables, amando a sus semejantes".

"¿Y cómo se siente usted después de estos 60 años?"

"Como si le hubiera estado hablando a una pared"

DR. TOMAS BRENDAN KENNY

El Dr. Tomás Brendan Kenny Gahan nació en Salto Argentino (Provincia de Buenos Aires) el 23 de julio de 1883 y falleció el 12-11-1940. Tuvo 8 hermanos. Hijo de Juan José Kenny y Murray y de Elena Gahan y Kearney. Casado el 16-10-1909 en la Iglesia de San Nicolás de la ciudad de Buenos Aires con Margarita Emilia Murphy y Roche y fueron padres de una hija llamada Emilia Kenny y Murphy.

Desde temprana edad se distinguió como estudiante y entusiasta deportista. Inclinado vocacionalmente hacia la medicina, obtuvo el título de médico en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires (1909), especializándose en cirugía. Inició su carrera en el Hospital Británico, y al año siguiente ascendió a Médica Agregado al Servicio de Cirugía del entonces Hospital San Roque, vinculándose definitivamente a la calificada y activa cirugía de los hospitales Municipales.

Mientras tanto, realizó viajes de estudio en forma ininterrumpida desde el año 1914. En 1925 se le confirió el cargo de Jefe de Cirugía del Hospital Álvarez.

El Dr. Carlos I. Allende, en la revista “Medicina y Ciencias Afines” escribió en un artículo sobre el nivel profesional de la medicina en la Argentina. Al referirse al Dr. Kenny, dijo que fue un cirujano hábil y de vasta erudición, y que por modesta naturaleza, jamás hizo ostentación de estas cualidades. Sin embargo -aunque él lo deseara- no pudo pasar inadvertido, porque sus reconocidas dotes quirúrgicas y científicas se revelaban ya en 1917, a través de su tesis de profesorado “Diagnóstico de los tumores de los huesos largos”, que le permitió vincularse a la Cátedra de Clínica Quirúrgica desempeñada hasta 1938, año en que fue designado Profesor Extraordinario de la Facultad de Medicina.

El Dr. Tomás Brendan Kenny era un hombre de grandes condiciones humanas. Su cualidad de “buena persona” fue puesta de manifiesto en muchas ocasiones, pero fue durante su actuación en el Hospital Dr. Alejandro Gutiérrez de Venado Tuerto donde se pusieron de manifiesto esas calidades humanas tantas veces reclamadas a los profesionales de la medicina. Muchas fueron las ocasiones en que, después de viajar largas horas desde la Capital Federal, debió tomar el bisturí y operar de urgencia a algún paciente internado.

El Profesor Alejandro Ceballos manifestó que “muchas veces lo hemos visto con sin igual elegancia, renunciar a tentadores beneficios, prefiriendo pasar sus mañanas operando a los enfermos más pobres, que más necesitaban de su abnegada atención...”

De carácter cordial, noble y generoso. La sabiduría que extrajo de los libros la completó con su inteligencia sagaz y la empleó con caridad cristiana en la asistencia a los enfermos. Honesto, bondadoso y comprensivo, aunque de personalidad exuberante, tenía la virtud de crear raíces profundas en el afecto y la estimación de la gente. Siempre preocupado por sus enfermos; no dudaba en gastar su sueldo para ayudar al paciente necesitado. Irradiaba especial cariño fraternal hacia los niños. En cuanto al trato con sus subordinados era siempre afable, mesurado y suave, aun cuando se trataran temas urticantes. Estos fueron los rasgos que definieron al hombre-médico, que hizo de su profesión un sacerdocio, practicando el bien por el bien mismo.

Otro reconocido profesional de su época, el Dr. Rodríguez Egaña lo describió como “...un hombre ecuánime, justo, tolerante y comprensivo, pero por sobre todo y fundamentalmente, bueno... No sabía de rencores e ignoraba la malicia... Franco, abierto, sincero, leal...”

Para matizar la intensa actividad científica que desarrollaba, practicaba el polo, su deporte favorito. Conocía muy bien el juego, y como buen jinete, los caballos no tenían secretos para él. Nació y vivió en el campo, por lo tanto era natural que conociera y gustara de la actividad rural, a la que dedicó parte de su vida.

Su actividad social lo cuenta como integrante del “Venado Tuerto Athletic Polo Club” que presidió en algunos períodos y miembro activo de la Asociación Argentina de Polo. Fundó la Sociedad Rural de Venado Tuerto, institución que le rinde homenaje a través de un busto erigido en su predio ferial.

El actual aeropuerto de la ciudad de Venado Tuerto lleva su nombre, en reconocimiento a la donación que hiciera su esposa, y a los méritos del distinguido ciudadano. La propiedad fue recibida por las autoridades Municipales a través de la Ordenanza Nº 0801/73 de fecha 11/09/73, donde se establece que la estación aérea se denominará: “Aeródromo Tomás Brendan Kenny” en mérito a los servicios prestados por el extinto esposo de la donante.

En Carmen, se lo recuerda en reconocimiento a la donación del terreno del actual Parque Infantil el cual lleva su nombre.






“Recuerden que hemos nacido para algo más elevado que para ser esclavos de nuestro cuerpo” (T.B.K.) .


Agradezco la colaboración del Sr. José Brendan Wallace – Venado Tuerto

CANCIÓN DE LAS SIMPLES COSAS

Canción de las simples cosas
Uno se despide insensiblemente
de pequeñas cosas
lo mismo que un árbol en tiempo de otoño
muere por sus hojas.

Al fin la tristeza es la muerte lenta
de las simples cosas
de esas cosas simples
que quedan doliendo en el corazón.

Uno vuelve siempre a los viejos sitios
en que amó a la vida
y entonces comprende
como están de ausente las cosas queridas.

Por eso muchacho no partas ahora
soñando el regreso
que el amor es simple
y a las cosas simples
las devora el tiempo.

Demórate aquí en la luz mayor
de este mediodía
donde encontrarás
con el pan al sol la mesa tendida.



El mito de Giges

Platón, filósofo griego muy amante de los mitos, cuenta en su diálogo La República la historia de Giges, un hombre que era moral o justo porque no tenía otro remedio, pero que va a ser inmoral o injusto cuando se invierten las circunstancias.

«Giges, un pastor que servía al rey de Lídia, estaba un día con su rebaño en las montañas cuando se desató una fuerte tormenta. Repentinamente, de un seísmo se abrió un trozo de tierra y se hizo una honda grieta. El pastor, maravillado, bajó por aquella hendidura y entre otras cosas prodigiosas contempló un caballo de bronce, vacío, con unas pequeñas puertas. Asomó la cabeza y se encontró con un cadáver de talla superior a la humana. Estaba desnudo y sólo tenía en un dedo un anillo de oro. Giges sacó el anillo y salió de allí. Pasados unos días, asistió, llevando el anillo, al encuentro mensual de los pastores para preparar la notificación al rey del estado de sus rebaños. Sentado entre los otros, hizo girar por azar el anillo encarando su grabado con la palma de la mano.

Acto seguido, sus compañeros se pusieron a hablar de él como un ausente: se había hecho invisible. El pastor, maravillado, se daba cuenta de que cuando el grabado del anillo miraba hacia el interior de la mano, se hacía invisible, cuando miraba hacia el exterior, volvía a ser visible. Comprobada la eficacia de su anillo, maniobró para ser uno de los mensajeros enviados a palacio para informar al rey. Una vez en palacio, utilizando el poder del anillo, accedió a las habitaciones de la reina y la sedujo; con la ayuda de ella preparó una trampa al rey, lo asesinó usurpándole la corona.»

El mito de Giges ilustra el punto de vista según el cual todo el mundo, si puede, es inmoral en beneficio propio. Más aún, si alguien dotado de un poder parecido al de Giges se abstiene de cometer injusticias y de apropiarse de los bienes de otros, sería considerado un desgraciado y un tonto. Porque nadie es justo voluntariamente: todo el que puede es injusto y la injusticia es más ventajosa que la justicia.

Pero, como podemos sospechar, no es este el punto de vista que defiende Platón. El portavoz de su pensamiento, Sócrates, está convencido que por muchos beneficios que aparentemente se puedan sacar de una actuación injusta, ésta no es respetada ni por su mismo autor. El comportamiento del hombre injusto es insostenible. Avanzado el diálogo, Sócrates afirma que los humanos no podemos sino esconder las acciones injustas; quién las hace, sólo puede vivir disimulando, protegiéndose y temiendo que los otros actúen como él. Vivir así no es un vivir feliz.

Por otra parte, el mito de Giges insinúa el modelo de comportamiento del hombre moral: el que actúa con justicia pudiendo actuar injustamente, como si poseyese un anillo.