El Dr. Tomás Brendan Kenny Gahan nació en Salto Argentino (Provincia de Buenos Aires) el 23 de julio de 1883 y falleció el 12-11-1940. Tuvo 8 hermanos. Hijo de Juan José Kenny y Murray y de Elena Gahan y Kearney. Casado el 16-10-1909 en la Iglesia de San Nicolás de la ciudad de Buenos Aires con Margarita Emilia Murphy y Roche y fueron padres de una hija llamada Emilia Kenny y Murphy.
Desde temprana edad se distinguió como estudiante y entusiasta deportista. Inclinado vocacionalmente hacia la medicina, obtuvo el título de médico en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires (1909), especializándose en cirugía. Inició su carrera en el Hospital Británico, y al año siguiente ascendió a Médica Agregado al Servicio de Cirugía del entonces Hospital San Roque, vinculándose definitivamente a la calificada y activa cirugía de los hospitales Municipales.
Mientras tanto, realizó viajes de estudio en forma ininterrumpida desde el año 1914. En 1925 se le confirió el cargo de Jefe de Cirugía del Hospital Álvarez.
El Dr. Carlos I. Allende, en la revista “Medicina y Ciencias Afines” escribió en un artículo sobre el nivel profesional de la medicina en la Argentina. Al referirse al Dr. Kenny, dijo que fue un cirujano hábil y de vasta erudición, y que por modesta naturaleza, jamás hizo ostentación de estas cualidades. Sin embargo -aunque él lo deseara- no pudo pasar inadvertido, porque sus reconocidas dotes quirúrgicas y científicas se revelaban ya en 1917, a través de su tesis de profesorado “Diagnóstico de los tumores de los huesos largos”, que le permitió vincularse a la Cátedra de Clínica Quirúrgica desempeñada hasta 1938, año en que fue designado Profesor Extraordinario de la Facultad de Medicina.
El Dr. Tomás Brendan Kenny era un hombre de grandes condiciones humanas. Su cualidad de “buena persona” fue puesta de manifiesto en muchas ocasiones, pero fue durante su actuación en el Hospital Dr. Alejandro Gutiérrez de Venado Tuerto donde se pusieron de manifiesto esas calidades humanas tantas veces reclamadas a los profesionales de la medicina. Muchas fueron las ocasiones en que, después de viajar largas horas desde la Capital Federal, debió tomar el bisturí y operar de urgencia a algún paciente internado.
El Profesor Alejandro Ceballos manifestó que “muchas veces lo hemos visto con sin igual elegancia, renunciar a tentadores beneficios, prefiriendo pasar sus mañanas operando a los enfermos más pobres, que más necesitaban de su abnegada atención...”
De carácter cordial, noble y generoso. La sabiduría que extrajo de los libros la completó con su inteligencia sagaz y la empleó con caridad cristiana en la asistencia a los enfermos. Honesto, bondadoso y comprensivo, aunque de personalidad exuberante, tenía la virtud de crear raíces profundas en el afecto y la estimación de la gente. Siempre preocupado por sus enfermos; no dudaba en gastar su sueldo para ayudar al paciente necesitado. Irradiaba especial cariño fraternal hacia los niños. En cuanto al trato con sus subordinados era siempre afable, mesurado y suave, aun cuando se trataran temas urticantes. Estos fueron los rasgos que definieron al hombre-médico, que hizo de su profesión un sacerdocio, practicando el bien por el bien mismo.
Otro reconocido profesional de su época, el Dr. Rodríguez Egaña lo describió como “...un hombre ecuánime, justo, tolerante y comprensivo, pero por sobre todo y fundamentalmente, bueno... No sabía de rencores e ignoraba la malicia... Franco, abierto, sincero, leal...”
Para matizar la intensa actividad científica que desarrollaba, practicaba el polo, su deporte favorito. Conocía muy bien el juego, y como buen jinete, los caballos no tenían secretos para él. Nació y vivió en el campo, por lo tanto era natural que conociera y gustara de la actividad rural, a la que dedicó parte de su vida.
Su actividad social lo cuenta como integrante del “Venado Tuerto Athletic Polo Club” que presidió en algunos períodos y miembro activo de la Asociación Argentina de Polo. Fundó la Sociedad Rural de Venado Tuerto, institución que le rinde homenaje a través de un busto erigido en su predio ferial.
El actual aeropuerto de la ciudad de Venado Tuerto lleva su nombre, en reconocimiento a la donación que hiciera su esposa, y a los méritos del distinguido ciudadano. La propiedad fue recibida por las autoridades Municipales a través de la Ordenanza Nº 0801/73 de fecha 11/09/73, donde se establece que la estación aérea se denominará: “Aeródromo Tomás Brendan Kenny” en mérito a los servicios prestados por el extinto esposo de la donante.
En Carmen, se lo recuerda en reconocimiento a la donación del terreno del actual Parque Infantil el cual lleva su nombre.
“Recuerden que hemos nacido para algo más elevado que para ser esclavos de nuestro cuerpo” (T.B.K.) .
Agradezco la colaboración del Sr. José Brendan Wallace – Venado Tuerto
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