Pequeña historia
Hace 120 años, cuando Carmen no era todavía pueblo, sino punto marcado para trazar el ferrocarril, llegó al lugar por su profesión de herrero don Francisco Bogino Luciani. Como le gustó la zona compró una fracción de terreno de lo que hoy es la manzana n° 26, que abarcaba desde la pared del salón de San Jorge, llegaba a la esquina de calle Colón daba vuelta en la esquina de Avellaneda hasta el final de la casa de la Sra. Hedith de Dubois.
Regresó a Cruz Alta, lugar donde residía desde su venida de Italia, con su hijo mayor, Francisco Bogino Morisengo, fruto de su primer matrimonio con Mariana Morisengo.
Este Francisco, casado con Catalina Roggero y sus dos pequeños hijos nacidos en Cruz Alta, Francisco Bogino Roggero y Severina Bogino Roggero, deciden en 1895, edificar y vivir en Carmen, que ya había sido declarado pueblo.
Mientras tanto Bogino Luciani regresa a Torino, Italia, a buscar a su segunda esposa Dña. Teresa Ferrero y al resto de su familia. En los preparativos, participa de un concurso de herreros que organizan con motivo de los cincuenta años de la creación del estatuto de Torino, siendo premiado con Diploma de Honor, firmado por el Rey Emmanuele Siliberto de Savoya, esto ocurre el 30 de octubre de 1898 y es por la realización del primer arado con reja de hierro hecho en Italia.
Presumiblemente mediados de 1899, llega nuevamente a Argentina, ahora con la familia completa y se instala en el caserón que hoy pueden ver frente al Jardín de Infantes.
En lo que era el taller de los Bogino, desde 1905, se ponía el Bogino Luciani con su bigornia y martillo a fabricar rejas, y llantas para carros, carruajes y sulkys, medios de transportes de la época, artesanías puras.
Debido a la habilidad heredada de su bisabuelo, es que Mario Bogino Costamagna, con el tiempo se dedica a realizar artesanías en hierro, habiendo sido premiado en 2006, en el Club de Herreros de Buenos Aires por su pieza “El Quijote”, en Catamarca Fiesta del Poncho de 2008 por su pieza titulada “De ayer a hoy” con primera mención, y considerada pieza de arte la figura a tamaño natural de otro Quijote que instaló frente a su casa de Merlo, San Luis en enero de 2012.
En homenaje a ese pionero italiano, Mario quiso dejar como testimonio la escultura de su bisabuelo trabajando y es esto que todo carmelense puede apreciar en el lugar donde corresponde, donde el resto de su vida se lo pasó machacando hierro a todo pulmón.
¡Que lo disfruten y sepan quién fue!
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