martes, 12 de junio de 2012

POEMA A NÉSTOR



Es una pena que murieras, Néstor.
 Este no es el final que yo deseaba. 
Tu corcel desbocado de ambiciones 
se estrelló cuando menos lo esperabas. 
La muerte no perdona ni a los reyes.
Para morir sólo basta que estés vivo 
y a veces se solaza con algunos 
por su soberbia y su talante altivo. 

Tu mortaja será igual que todas 
sin oropeles y ningún bolsillo, 
Así que tu riqueza acumulada 
para vos ya no tendrá sentido.

Tu muerte no me alegra, te lo juro, 
 porque pensaba en un final distinto: 
 Rindiendo cuentas a mi Patria amada 
 de la perversidad de tus caprichos.
Aunque quisiera no me aflora el llanto, 
 es infinita la lista que analizo,  
de odios, de rencores, de venganzas 
 de avaricia insaciable y sin sentido.
Es imposible enumerarlas todas 
 porque llega la lista al infinito 
 comenzando allá lejos y en tus pagos 
donde dejaste a montones sin su nido.

Yo quisiera llorar, pero no puedo. 
 Cuando lo intento se aparece un niño 
 con los mocos colgando y harapiento 
porque vive en el norte y es un indio.

Repartiste millones, no los tuyos 
multiplicados a increíble ritmo, 
pero siempre cargados de impudicia, 
de corrupción, de sobornos y de vicios.

Elegiste las heces de mi pueblo 
y los llevaste a gobernar contigo 
por eso el mal olor que emanan todos
 denuncian un sistema corrompido.

Al campo lo querías de rodillas, 
y querías ver preso al periodismo, 
peleado con el clero y con el Papa,
 con Europa y con todos los vecinos.
               
   ¡Basta, por Dios! ¡Fue Dios quien dijo basta!
 Pidió tu extradición y se la dimos.
 Allá te juzgarán, pero cuidado,
 no será de Oyarbide el veredicto.

Yo quisiera llorar, pero no puedo. 
Al Supremo Hacedor perdón le pido. 
No deseo la muerte para nadie.
 Que lo juzgue el Señor como es ‘De Vido’


Perdón si alguien se ofende, circula por internet, yo lo levanto como hago como casi todo lo que lees.

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