Hay una situación a la que tarde o temprano te enfrentas en
política.
Una situación clásica.Casi un modelo.
El candidato o el partido, no importa. Pero hay años de gobierno detrás de él.
Esto tiene ventajas y desventajas, claro.
Pero hay un aspecto crucial: la gratitud del votante.
Por las obras concretadas (más allá de su cantidad y de su calidad).
Por los servicios brindados.
Hasta por las ilusiones ofrecidas…
Y a veces por los beneficios personales logrados.
A veces lo racionalizan y lo explican. Pero otras veces lo hacen simplemente, como si se activara un click automático.
¡Click!
Voto.
Esto es así porque el cerebro humano percibe que alguien le da algo valioso e inmediatamente se siente en deuda con aquella persona que se lo dio. Y entonces busca la manera de retribuirle el gesto.
Aún cuando lo que brinda puede llegar a ser mucho más valioso aún que lo recibido.
Mucha gente seguramente siente que ha recibido mucho de ese gobierno y por lo tanto su cerebro hace un clic casi automático y se ubica en posición de deudor, sintiéndose obligado a darle algo a esos políticos, quizás darle lo que más valoran: el voto.
Algunas ideas:
Tu adversario político lleva años gobernando.
No me refiero a si tu adversario ha gobernado bien o mal. Me
refiero a lo que ocurre en el cerebro de los votantes. Porque muchas veces
ocurre que sienten agradecimiento o gratitud por lo realizado.
Entonces muchos de esos votantes agradecidos deciden votar a ese
candidato por el que sienten gratitud.
Gratitud.
La gratitud mueve montañas.
Entonces: tu adversario es el candidato del gobierno.
El problema es cómo hace tu candidato para irrumpir con fuerza en
este escenario.
1. Un detalle importante sería que la gente percibiera que a él
también se le debe algo. No algo hecho desde un cargo político, sino de pronto
desde la sociedad. Insistir en lo que le ha brindado a su sociedad a lo largo
de los años. Como profesional, como docente, como empresario, como trabajador,
como dirigente social o deportivo o cultural o lo que sea. Pero encontrar ese
algo que el candidato le ha brindado a la gente y comenzar a resaltarlo.
2. Puede ser una buena idea utilizar testimonios de personas
conocidas que, en mensajes de radio o televisión, explican lo que el candidato
le ha brindado a la gente.
3. Otro paso podría ser “brindarle” al electorado nuevas ideas,
proyectos, iniciativas y ofrecerle renovación política para hacerlas realidad.
Hay que hacer hincapié en unos pocos problemas que sean realmente sentidos por
todos y que estén sin solución desde hace años. Y explicar en detalle cómo se
los va a solucionar.
4. En la recta final de la campaña yo insistiría en algo que la
gente ya le dio al otro y que ahora tu candidato pide para él: una oportunidad.
Si otros gobernaron y algunos problemas siguen estando allí a la vista de
todos, pues hay que pedir una oportunidad para tu candidato. Simplemente una
oportunidad.
5. Por otra parte la campaña debería tener un elemento central:
identificarse con el ciudadano agradecido por lo bueno realizado pero marcar
que hay cosas fundamentales que tu candidato hará mucho mejor.
Este último punto es especialmente importante desde el punto de
vista psicológico porque ofrece al elector un modelo de respuesta, un modelo
que no paga la gratitud con votos sino simplemente con agradecimiento.
De esta manera le estás diciendo al votante agradecido hacia el
gobierno que hay otras formas de expresar ese agradecimiento. Y que además de
la gratitud hay otras consideraciones que hacer a la hora de elegir gobernante.
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