Este blog nació con la idea de mostrar de todo un poco…Podrás encontrar lecturas, imágenes, pensamientos; compartir artículos, fotos, opiniones....








Departamento GRAL. LOPEZ

Departamento GRAL. LOPEZ

lunes, 15 de marzo de 2010

PREMIO PULITZER 1994

Esta foto fue tomada en 1994 en Sudán. Podemos ver a una niña desfallecer de hambre, mientras es acechada por 2 buitres. A un kilómetro de este lugar existía un puesto de reparto de comida de la ONU. El fotógrafo Kevin Carter, tomó la foto y se fue. Ganó el Pulitzer por esta foto.
La imagen de ese buitre acechando a una niña moribunda en África le persiguió en vida. Con ella atrapó el Pulitzer, pero también la maldición de una pregunta: “¿Qué hiciste para ayudarla?”. A Kevin Carter, cronista gráfico de la Sudáfrica del 'apartheid', la presión le empujó al suicidio. Un periodista testigo de aquellos años rememora su figura.
Un hombre blanco perfectamente bien alimentado observa cómo una niña africana se muere de hambre ante la mirada expectante de un buitre. El hombre blanco hace fotos de la escena durante 20 minutos. No es que las primeras no fueran buenas, es que con un poco de colaboración del ave carroñera le salía una de premio, seguro. Niña famélica con nariz en el polvo y buitre al acecho: bien; no todos los días se conseguía una imagen así. Pero lo ideal sería que el buitre se acercara un poco más a la niña y extendiese las alas. El abrazo macabro de la muerte, el buitre Drácula como metáfora de la hambruna africana. ¡Ésa sí que sería una foto! Pero el hombre esperó y esperó, y no pasó nada. El buitre, tieso como si temiera hacer huir a su presa si agitara las alas. Pasados los 20 minutos, el hombre, rendido, se fue.
No se debería de haber desesperado. Una de las fotos se publicó en la portada de The New York Times y acabó ganando un premio Pulitzer. Pero incluso así se desesperó. Y mucho. El hombre blanco era un fotógrafo profesional llamado Kevin Carter. A los dos meses de recibir el premio en Nueva York se suicidó. Imprimir artículo

1 comentario:

Guille dijo...

Somos todos fotógrafos en esta mundo globalizado. A cada rato fotografiamos niños y gente que posiblemente morirán si no los ayudamos. Si vivimos lo suficiente, nos daremos cuenta. Ese momento será como ganar el Pullitzer. No quiero suicidarme. Por lo menos por eso.
Cambiemos