La situación con vistas a las elecciones presidenciales se presentaba confusa. Varios líderes del Partido Justicialista aspiraban a la candidatura: el propio Kirchner, que contaba con pocas fuerzas propias para definir una elección interna dentro de su partido; el ex presidente Carlos Menem; y los gobernadores de las provincias de Córdoba, José Manuel de la Sota, Salta, Juan Carlos Romero, y San Luis, Adolfo Rodríguez Saá. Este último había tenido un breve interinato como presidente en diciembre de 2001 y fue quien declaro la cesación de pago de la deuda externa argentina. Las elecciones internas para definir la candidatura peronista se anunciaron primero para noviembre de 2002, y luego se postergaron a febrero de 2003.
El entonces presidente Duhalde, figura de peso dentro del justicialismo no solo por su condición presidencial sino también por su control hegemónico sobre la estructura partidaria de la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, intenta jugar sus cartas en favor del gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann. Este, sin embargo, prefería no presentar su candidatura; Duhalde traslada sus preferencias a De la Sota, con quien tampoco pudo alcanzar un acuerdo estratégico. Así, el 15 de enero de 2003 anuncia su apoyo a la precandidatura de Néstor Kirchner. Con este espaldarazo, Kirchner se sitúa en una posición mucho más favorable.
Sin embargo, la situación interna del justicialismo no estaba resuelta y si bien el apoyo de Duhalde era significativo, no garantizaba de por sí que Kirchner resultara el candidato presidencial. Por otra parte, las fricciones de una elección interna tan cercana a la elección nacional, prevista para el 27 de abril, podrían provocar un deterioro en las expectativas del justicialismo de obtener una victoria. Así, el 24 de enero, y con el argumento de que los tres aspirantes que quedaban en carrera (Kirchner, Rodríguez Saá y Menem, que había incorporado a Romero como candidato a vicepresidente) presentaban programas contrapuestos, el congreso del partido justicialista toma una decisión inédita: suspender la elección interna y permitir a todos los precandidatos el uso de los símbolos partidarios comunes para presentarse a la elección general. En la práctica, esto significaba que iban a enfrentarse como si perteneciesen a partidos distintos.
Kirchner arranca su campaña en una posición desfavorable, debido a que las encuestas de intención de voto lo ubicaban por detrás de los otros candidatos justicialistas y de Ricardo López Murphy (ex ministro de De la Rúa y candidato de un conjunto de fuerzas de centroderecha).
Sin embargo, la popularidad de Kirchner comienza a crecer impulsando un programa de perfil socialdemócrata con el que buscaba diferenciarse de las políticas aplicadas durante los gobiernos de Menem y De la Rúa, poniendo acento en priorizar la producción, la justicia, la educación, el trabajo, la equidad y la salud (sintetizado de algún modo en sus eslogan de campaña: Un país en serio y Primero Argentina).
No fue desdeñable tampoco el aporte que significaron tanto su compromiso de mantener al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, con una imagen positiva en la sociedad por su gestión anticrisis, como la participación de su esposa, Cristina Fernández, diputada y senadora por la provincia de Santa Cruz desde 1995.
La campaña electoral estuvo condicionada por los efectos de la crisis: la fecha de elecciones había tenido que ser adelantada tras la represión del 26 de junio en el Puente Pueyrredón.
Si bien se evidenciaron algunos leves signos de recuperación económica, por efecto del default y la restricción del gasto público, con leve recuperación de la tasa de cambio del peso frente al dólar y moderado aumento del PBI, las consecuencias sociales de la crisis fueron terribles: el 54% de la población se hallaba por debajo del límite de pobreza; la mitad de esta población (27% del total), por debajo de la línea de indigencia.
En las elecciones del 27 de abril de 2003, el Frente para la Victoria (de Kirchner) obtuvo sólo un 22,0% de los votos, resultando superado por Menem (Alianza Frente por la Lealtad-UCD), que obtuvo el 24,3%. La legislación electoral argentina prescribe que si ningún candidato alcanza el 45% de los votos válidos emitidos, los dos más votados deben disputar una segunda vuelta (ballotage).
Fuera de esta segunda ronda quedaron López Murphy, Rodríguez Saá con el 14,2% y la candidata de centroizquierda Elisa Carrió (ex radical) con el 14,1%. El candidato de la Unión Cívica Radical, Leopoldo Moreau, ocupa el sexto puesto con un 2,3% en la peor elección de la historia de su partido.
Después de la primera ronda, Kirchner visita al presidente del Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, y al de Chile, Ricardo Lagos Escobar, ante quienes ratifica sus intenciones de fortalecer el Mercosur, tal como lo había prometido en el Plan de Gobierno que había presentado poco tiempo antes de las elecciones, y declara que mantenía con orgullo las convicciones políticas que había sostenido en el pasado.
La segunda vuelta debía llevarse a cabo el 18 de mayo de 2003. Los sondeos previos indicaban entre un 60 y 70% de intención de voto para el gobernador de Santa Cruz. Sin embargo, el ballotage no tendría lugar: el 14 de mayo el ex presidente Menem, después de una larga cadena de rumores y desmentidos, anuncia su decisión de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convertía a Kirchner en presidente electo.
Muchos analistas señalan que la maniobra de Menem tuvo como propósito evitar una derrota, y al mismo tiempo condicionar a Kirchner, que accedía a la presidencia con el nivel más bajo de votos jamás registrado en la historia argentina.
El 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner presta ante el Congreso el juramento de ley para convertirse en presidente de la República hasta 2007 sucediendo a Eduardo Duhalde
Kirchner asumía confirmando al ministro de economía de Duhalde, Roberto Lavagna, y a otros miembros del gabinete de su antecesor.
La política económica del gobierno de Kirchner continúa los lineamientos establecidos por Lavagna bajo la presidencia de Duhalde, manteniendo la devaluación de la moneda mediante una fuerte participación del Banco Central en la compra de divisas, impulsando mediante las exportaciones un crecimiento económico con tasas del PBI cercanas al 10%.
Las políticas implementadas fueron exitosas, además, en sacar al país de la cesación de pagos más grande de su historia: se canjea la deuda soberana, de valor nulo tras la crisis del 2001, por nuevos bonos indexados por la inflación y el Índice de crecimiento económico.
Los índices de pobreza y de desempleo disminuyeron notoriamente.
A fines de noviembre de 2005, el ministro de economía Roberto Lavagna renuncia al cargo de ministro de Economía, sucediéndole Felisa Miceli, que se desempeñaba hasta el momento como presidenta del Banco Nación, entre sus medidas en materia económica, desde el gobierno se aplicaron restricciones a las exportaciones de carne y controles de precios para evitar el aumento inflacionaria.
A mediados de 2007, la ministra de economía Felisa Miceli se vio envuelta en un escándalo de corrupción por una bolsa con dinero, que contenía cien mil pesos argentinos y treinta y un mil seiscientos setenta dólares estadounidenses, encontrada en el baño de su despacho. Al ser llamada a declarar por el fiscal Guillermo Marijuan, presenta la renuncia a su cargo el 16 de julio de 2007.
Durante el gobierno de Kirchner, Argentina y el Fondo Monetario Internacional han mantenido una relación tirante. Al igual que Brasil, una de las principales medidas de su gestión fue cancelar por anticipado la totalidad de la deuda con este organismo internacional por un monto de 9.810 millones de dólares.
Durante el año 2005, se realiza el canje de la deuda, que iniciaba las renegociaciones por los bonos que habían quedado en default desde 2001. El objetivo declarado de ambos gobiernos fue terminar con la sujeción de las respectivas políticas económicas nacionales a las indicaciones del FMI..
Los críticos a la política económica del gobierno argumentan que el alto crecimiento económico se debe más a una tendencia mundial que a particularidades argentinas. Sostienen que la recuperación económica del gobierno de Kirchner no podrá mantenerse sin la depresión de los salarios, y el elevado precio internacional de los granos y cereales que exporta Argentina y que el canje de la deuda externa no ha implicado una quita, sino que la nueva deuda, al estar indexada, crece indefinidamente. Los defensores de los logros de la política económica del gobierno, sostienen que Kirchner asumió en una situación cercana a la guerra civil y que la mayoría de los demás países de la región, han tenido un desempeño económico-social más acotado que el argentino, y que ello se debe precisamente a la política económica adoptada.
En Noviembre de 2006 las reservas internacionales subieron más de 30.000 millones de dólares, la desocupación bajo al 10% y la pobreza se mantiene en un 33,5%.
Durante su gobierno ha llevado adelante una activa política para promover los Derechos Humanos.
Su gobierno ha incorporado reconocidos integrantes de organismo de Derechos Humanos, además, ha impulsado el enjuiciamiento a los responsables por crímenes de lesa humanidad ocurridos durante los años 70, realizados por la Triple A y por el gobierno del Proceso de Reorganización Nacional.
Para conseguirlo, sus partidarios apoyaron en el Congreso Nacional las anulaciones de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, las cuales mantenían frenados dichos juicios desde el gobierno de Raúl Alfonsín, dicha medida fue posteriormente ratificada por el Poder Judicial.
Dentro de la su gobierno tuvo por primera vez desde sus creación un gran reconocimientos de las "Madres de plaza de Mayo" y "Abuela de la Plaza De Mayo" con ayuda económica, proyectos, actos y reconocimientos públicos.
Algunos sectores implicados en el pasado militar como la militante de derecha Cecilia Pando criticaron estas políticas argumentando que funcionan en contra de la reconciliación nacional y hasta públicamente reconocieron como valido las desapariciones y robo de bebes.
Otros sectores consideran que su gobierno no promueve los Derechos Humanos, sino que atenta contra ellos, tomando como ejemplos la represión ocurrida en Las Heras y el envío de tropas argentinas a Haití¬ en el marco de la MINUSTAH.
Como consecuencia de la derogación de los indultos menemistas y las leyes de obediencia debida y del punto final de la época de Alfonsín y debido a que se encuadro a los crímenes de la dictadura del proceso de reorganización nacional como genocidio y crímenes contra la humanidad, resulto que estos no prescribieron.
Los organismos de derechos humanos entonces comenzaron a activar causas que estaban paradas desde mediados de los años 80.
Una de las causas era contra el represor de la policía de Buenos Aires Miguel Etchecolatz que durante la dictadura estaba a cargo de los campos de concentración de Destacamento policial de Arana ("Pozo de Arana").
Etchecolatz, fue sometido a un juicio oral y público por seis casos de homicidio, tortura y privación ilegítima de la libertad durante la dictadura.
Julio López un albañil jubilado de 77 años en 1976 estuvo preso en ese centro de detención y fue clave para el juicio. Durante varias jornadas presto declaración ante los jueces y su última declaración fue el 17 de septiembre de 2006.
El juicio continua normalmente y el día de la condena, Etchecolatz , no solo reivindico en forma soberbia lo actuado en el pasado, si no que abiertamente y sin vergüenza amenazo a los presentes. A partir de ese día desapareció Julio López, esto fue un sacudón político para el gobierno que ofreció recompensas, puso a las fuerzas de seguridad y a miles de personas en la búsqueda de López el que continúa sin aparecer.
Al Juicio de Etchecolatz, siguieron el del médico Vergez y de a poco la justica va encarcelando a los asesinos de la dictadura del proceso.
Su agrupación política, el Frente para la Victoria, triunfa, liderado por su esposa, en las elecciones legislativas de dicho año.
Tras las últimas elecciones legislativas en octubre de 2005, Kirchner ha obtenido la primera minoría a nivel nacional y esto se ha reflejado en importantes cambios en el gabinete (fundamentalmente la sustitución de Roberto Lavagna por Felisa Miceli en el ministerio de economía). Algunos analistas, sin embargo, hacen hincapié en el carácter precario que tendrían los acuerdos alcanzados con los intendentes y gobernadores que aportaron a sus listas.
La oposición cuestiona el hecho de que, pese a controlar la mayoría de ambas cámaras del Congreso, Kirchner ha preferido en reiteradas ocasiones hacer uso de las facultades legislativas del poder ejecutivo, legislando a través de decretos de necesidad y urgencia en vez de seguir los trámites ordinarios previstos para la sanción de leyes. Desde su asunción y hasta mayo de 2006, de 337 leyes originadas en el poder ejecutivo que podrán haberse sancionado por decreto, Kirchner envía solo 136 como proyectos de ley al Congreso, mientras que las restantes 201 fueron sancionadas apelando a decretos de necesidad y urgencia. La estadística arroja así unos 67 decretos por año, con frecuencia comparados con los 54,5 por año de Carlos Menem” quien firmó un total de 545 durante sus diez años de gobierno.
A nivel internacional, sus adherentes insisten en que Kirchner forma parte de un grupo de mandatarios de varios países, junto con Lula (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay), Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador) y Hugo Chávez (Venezuela) quienes, por primera vez en la historia de América Latina, han planteado la posibilidad de establecer una coalición de países de la región que desarrolle políticas independientes de las potencias mundiales hegemónicas.
En cambio, para las posiciones más de izquierda, estos jefes de estado -con la eventual excepción de Chávez, Morales y Correa-, han mantenido las relaciones con el gobierno estadounidense sin cambios esenciales.
La participación argentina en la MINUSTAH se realiza por pedido directo del gobierno estadounidense, y el gobierno argentino sigue permitiendo ejercicios militares conjuntos con las fuerzas armadas estadounidenses en territorio argentino. Asimismo, en marzo de 2006 ha aprobado una batería de leyes con el fin de sumarse a la "lucha contra el terrorismo" propugnada por el presidente estadounidense George W. Bush, quien había sido felicitado por su colega Kirchner en la reelección del primero en noviembre de 2004.
En los primeros días de noviembre de 2005 se realiza en Mar del Plata la IV Cumbre de las Américas, donde Kirchner manifiesta un rechazo hacia el ALCA, propuesto por Estados Unidos y el venezolano Hugo Chávez lo reemplazo por el ALBA.
Además en la misma época se realizo en la misma ciudad una contra cumbre en donde hablo el venezolano Hugo Chávez.
En el 2006 surgía un conflicto diplomático con Uruguay a raíz de la instalación de unas plantas de celulosa sobre el Río Uruguay, se iniciaron varias negociaciones, entre ellas una mediación de Juan Carlos I de España.
El 25 de mayo, con motivo de las Fiestas Patrias, Kirchner realiza un multitudinario acto en la Plaza de Mayo denominado Plaza del Sí.
En abril de 2007 hubo un escándalo político con funcionarios involucrados denominado Caso Skanska y, el 25 de mayo, realiza otro acto multitudinario, ésta vez en el Cerro de la Gloria, en la provincia de Mendoza, denominado La Patria somos todos.
El 2 de junio de 2007 el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, confirma que Kirchner no buscaría la reelección en las elecciones presidenciales de octubre, agregando que quien lo haría sería su esposa, la senadora Cristina Fernández, como representante del "Frente para la Victoria" (FPV - Provincia de Buenos Aires).
La noticia había trascendido el día anterior y había sido publicada por el diario Clarín.
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