Las usamos en cuando aparato electrónico tenemos: juguetes, controles a distancia, ordenadores, relojes, teléfonos móviles, y un buen día descubrimos que hemos acumulado un pequeño cementerio de pilas usadas en casa y en la oficina. Esto en el caso de que, ignorantes o no de su alto poder contaminante, no las hayamos arrojado simplemente a la basura.
Las pilas contienen diferentes metales en su composición, algunos peligrosos como el mercurio, presente en las de uso más común, como las alcalinas y las de botón (las que llevan los relojes y las calculadoras de bolsillo), además de cadmio, manganeso, níquel y el zinc.
Aunque no todas contaminan en igual medida, el hecho de presentar esta concentración de metales en su interior las convierte en una pequeña bomba de tiempo, en un residuo indeseable que, cuando no es correctamente reciclado, termina penetrando en la tierra, contaminando las aguas del planeta y regresando a nosotros en el interior de los peces y mariscos que consumimos. ¿Cómo librarnos de esta carga de veneno sin causar daño al medio ambiente?
Lo más lógico sería que en cada comunidad existiera un programa diseñado para reciclar las pilas usadas, con contenedores específicos en las que verterlas, y un sistema de recogida eficiente, que evitara la contaminación.
En algunos países de la región este programa de reciclaje de pilas es ya una realidad. En México, por ejemplo, la Secretaría de Medio Ambiente del DF encontró la manera de minimizar el riesgo que supone un consumo de 51 millones de pilas al año, que no tardan en convertirse en un millón 275 mil kilogramos de pilas usadas y tiradas a la basura.
Instalaron contenedores dentro de los módulos informativos dispersos por las tres delegaciones de la ciudad, y ahora para sus residentes librarse de las pilas es tan simple como depositarlas allí cuando van camino al trabajo. El contenedor está adaptado para recibir todo tipo de pilas: AA, AAA, D, C, CR, las de botón y las de teléfonos móviles. Luego la empresa encargada traslada los contenedores a una planta de reciclaje para ser debidamente procesadas.
Claro, que se requiere un mínimo esfuerzo por parte de los pobladores, como cubrir los polos de las pilas con cinta adhesiva y depositarlas en la ranura que corresponde a cada tipo. Pero sólo hay que pensar en el gran beneficio que nos reportará a largo plazo, individualmente y al planeta, para convertirnos en fieles recicladotes de pilas viejas. En el sitio de Greenpeace de México encontrará toda la información que necesita para hacerlo.
Otro país latinoamericano a la avanzada en el reciclaje de pilas es Chile, con depósitos en varios lugares públicos destinados a recogerlas.
Pero, ¿qué hacer si no vivimos en ninguno de los afortunados lugares con programas de reciclaje de pilas establecidos? Aún podemos hacer mucho. La Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina da excelentes recomendaciones que nos sirven a todos:
-No juntes las pilas viejas, porque concentras los riesgos.
-No mezcles las pilas nuevas con las usadas, pues se reduce la vida útil de ambas.
-Utiliza preferentemente artefactos conectados a la red eléctrica o a energía solar.
-No tires las pilas a la cloaca, ya que finalmente llegan al río, y podrían contaminar las aguas.
-No quemes las pilas (esta recomendación es para todos los tipos de pilas y baterías).
-No dejes las pilas al alcance de los niños.
-No utilices aparatos a pila, como los juguetes, cuando pueden ser reemplazados por otros.
-Prefiere las pilas recargables, porque cada vez que las recargas evitas tirar una a la basura.
-Siempre que puedas hacerlo, elige pilas de marcas reconocidas enmarcadas dentro de las leyes de los Estados Unidos, Europa y Japón, que prohíben la adición de mercurio en su fabricación.
1 comentario:
Las pilas alcanlinas NO tienen mercurio.
Publicar un comentario