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Departamento GRAL. LOPEZ

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martes, 11 de marzo de 2014

Marcha de la sal: 12 de marzo de 1930


El 12 de marzo de 1930, Mahatma Gandhi emprende la manifestación conocida como Marcha de la Sal con vistas a lograr la independencia de la India del Imperio Británico.

En los años precedentes, el Mahatma había multiplicado las manifestaciones no violentas y las huelgas de hambre para obtener para el "Imperio de las Indias" un estatuto de autonomía análogo al concedido a las colonias de población mayoritariamente europea como Canadá y Australia.

Al no lograr concesiones de los ingleses, ciertos miembros de su partido, el Partido del Congreso Nacional Indio, se impacientan y proponen una guerra abierta, con una serie de sublevaciones armadas para expulsar a los ingleses del territorio hindú.

Gandhi, insiste con su Camino de la No violencia y advierte al virrey de la India que su próxima campaña de desobediencia civil será el ejercicio del derecho natural de los hindúes a producir sal. Así pues deja su áshram de los alrededores de Ahmedabad, al noroeste del país, acompañado de algunas decenas de discípulos y de un séquito de periodistas.

Después de un recorrido a pie de 300 kilómetros, llega el 6 de abril de 1930 a la costa del Océano Índico. Avanza dentro del agua y recoge en sus manos un poco de sal. 

Por este gesto irrisorio y altamente simbólico, Gandhi alienta a sus compatriotas a 

violar el monopolio impuesto por el gobierno británico sobre la producción y distribución de sal.

Como una forma más de dominio, los ingleses, al ocupar el territorio hindú se apropiaron de la producción de sal que hasta ese momento era un acto libre del pueblo. Cualquier persona que lo necesitara producía sal tomando agua del mar y dejándola evaporar en un cuenco. Los británicos establecieron un impuesto sobre la sal consumida. La sal era un producto de vital importancia y elevadísima demanda para conservar la carne y otros alimentos, debido a la escasez de mecanismos de refrigeración con que contaban los pobladores hindúes Los británicos impusieron severas penas para quienes produjese sal de forma autónoma. Esta imposición de los británicos era análoga a la gabela que, bajo el Antiguo Régimen gravaba la sal en Francia.


Las autoridades coloniales británicas, ignoraron la invitación de Gandhi para boicotear el monopolio británico sobre la sal. Varios compañeros políticos de Gandhi no encontraban razón en esta invitación pero Gandhi consideraba necesario que la protesta a favor de la independencia se dirigiera primeramente contra un hecho o situación que perjudicase directamente a toda la población de la India, sean hindúes o musulmanes, y de cualquier casta, siendo que las características económicas de la sal (producto de necesidad básica, imposible de sustituir, y gravado por un impuesto que elevaba artificialmente su precio) hacía que un "boicot contra la sal" fuese más popular que una protesta contra leyes abstractas de autodeterminación política. El hecho que la población más pobre de la India sufriera las consecuencias del impuesto británico le daba un carácter más legítimo y masivo a la protesta.

En la playa, la multitud, nutrida de varios miles de simpatizantes, imita al Mahatma y recoge agua salada en recipientes. Su ejemplo es seguido por todo el país. De Karachi a Bombay los Indios evaporan el agua y recogen la sal a plena luz del día, desafiando a los británicos. Estos últimos llenan sus cárceles con 60.000 ladrones de sal indios.

Los independentistas indios, fieles a las recomendaciones de Gandhi, no se resisten a los arrestos violentos de la policía colonial. El mismo Mahatma es detenido y pasa nueve meses en prisión. Finalmente, el virrey reconoce su impotencia para imponer la ley británica, a menos que se utilizara ampliamente una represión violenta, con el riesgo que esta reacción quitara a los británicos todos crédito ante los indios, incluidas las élites. Cediendo a las peticiones de Gandhi, el virrey libera a todos los prisioneros y presionado por las circunstancias reconoce a los indios el derecho a recolectar ellos mismos la sal.

Situado por aquel entonces en la oposición parlamentaria, el político británico Winston Churchill rechaza frontalmente toda propuesta de independizar la India y al saber de este evento, Churchill ironiza sobre Gandhi llamándolo el fakir sedicioso que sube medio desnudo las escaleras del palacio del virrey.

El Mahatma es recibido triunfalmente en Londres por los liberales británicos que aceptan una próxima independencia de la India, aunque los políticos británicos carecen de planes efectivos en el corto plazo, y dudan entre una plena independencia o la autonomía dentro de la Commonwealth de modo análogo a Canadá o Australia. 

La discusión sobre la independencia india será aplazada por la Segunda Guerra Mundial y las disensiones entre hindúes y musulmanes. El 15 de agosto de 1947, el Imperio de las Indias se convertirá por fin en independiente pero al precio de una salvaje guerra religiosa y de la separación de India y Pakistán. En el contexto de este conflicto, Gandhi perderá la vida el 30 de enero de 1948, víctima de un fanático derechista hindú.

La 'Marcha de la sal supuso para los indios el equivalente al motín del té en Boston que condujo a los Estados Unidos a la independencia. Aun cuando no significó que Gran Bretaña aceptase una mayor autonomía política para la India, sí dejó claramente expuesto que el gobierno colonial británico dependía del consentimiento de la opinión pública de la India, lo que fuerza a los británicos a evitar una confrontación violenta contra Gandhi y sus seguidores.

A lo largo de la marcha, Gandhi y sus seguidores entonan a modo de himno el mantra Raghupati.

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