Eres como la mar:
bueno de frente,
peligroso en día gris,
duro y valiente;
llevas en la cabeza
brisas ligeras,
temporal que aún contiene
tu compañera.
Eres como el cantar
de un campesino,
que al cantar va labrando
nuestro camino.
Eres como un dolor
mal repartido,
que se volvió canción
y no quejido.
Eres como la voz
que expende el aire;
eres como un poema
de Miguel Hernández;
y presumes de ser
puro paisano,
de haber sido y de ser
republicano.
Compañero del sol,
fiel compañero,
nunca te preocupó en nada
ser el primero;
eres como el sudor:
callado y quieto,
y nunca abriste el cajón
de tu propio respeto.
Y no quisiste jamás
salvarte solo,
porque no hay salvación – decías -
si no es con todos.
No sabes de venganzas
ni de desquites.
Gorrión que cantó siempre,
aún sin alpiste.
Eres como la sangre,
eres el aire,
la mar, la barca, el remo
y el navegante;
timonel de mi alma,
más que nadie…
y aún eres muchas cosas más
que me callo y me callan…
Padre
Patxi Andión
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