Cuando a un liberal no le gustan las armas, no las compra.
Cuando a un zurdo progre no le gustan las armas, quiere prohibirlas.
Cuando un liberal es vegetariano, simplemente no come carne.
Cuando un zurdo progre es vegetariano, quiere hacer campaña contra los productos a base de proteína animal.
Cuando un liberal es homosexual, vive tranquilamente su vida como tal.
Cuando un zurdo progre es homosexual, tiene que obligar a todos los demás a que también lo sean.
Cuando un liberal es perjudicado en el trabajo, reflexiona sobre cómo salir de dicha situación, y actúa.
Cuando un zurdo progre es perjudicado en el trabajo, levanta una queja y hace huelga contra la discriminación de que fue objeto.
Cuando a un liberal no le agrada un programa de televisión, simplemente la apaga o cambia de canal.
Cuando a un zurdo progre no le agrada un programa de televisión, promueve una demanda judicial contra el canal del programa que no le gusta.
Cuando un liberal es ateo, no va a la iglesia, ni a la sinagoga ni a la mezquita, y el domingo o sábado lee el diario, y hace la cola para comprarlo, con quienes vuelven de la iglesia.
Cuando un zurdo progre es ateo, no quiere ninguna alusión a Dios en ninguna parte, en ninguna esfera pública, y reclama contra las religiones (salvo contra el Islam).
Cuando un liberal tiene problemas, trabaja más, intenta pagar lo más posible sus deudas, y ahorra.
Cuando un zurdo progre tiene problemas, le echa la culpa al gobierno (si es de derecha), a los empresarios, a la burguesía, al Estado, al capitalismo, a la globalización, al papá, a su mamá, a su raza, al gato y al bombero.
Cuando un liberal lee este comentario, se ríe y lo reenvía a sus amigos.
Cuando lo lee un zurdito alocado se enoja e insulta al que se lo mandó por discriminación ideológica y daño moral.
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