-¿Cuál es la mejor manera de dejar a Fort sin palabras?
-No sé.
-Preguntarle qué piensa.
Fort se fue a Mar del Plata a hacer una obra de teatro pedorra y a caretear. Estaba con un amigo cuando suena el teléfono.
Fort atiende, escucha y corta.
-¿Quién era?-preguntó el amigo.
-De la clínica, uno de mis vientres alquilados tuvo un bebé.
-¿Nena o nene?
-¡Ay, qué guarango! ¡Vos siempre pensando en sexo!
Un día Fort se operó y se puso 4 miembros viriles más. ¿Todo para qué? ¡Para decir que el pantalón le quedaba como un guante!
Uno de los guardaespaldas chupamedias le dice a Fort:
-¡Qué lindo día hoy!
Y responde Fort:
-Gracias, se hace lo que se puede.
Fort realmente no se siente superior. Cree realmente que el resto de la gente es absolutamente inferior.
Fort baja de su Rolls Royce. Acaba de estacionar en el parking de la discoteca de moda. Ve a un tipo de saco blanco y, mientras le arroja la llave del coche, grita:
Che, pibe… ¡Estacioname el auto!
-Pero, ¿qué dice usted? ¡Soy el Doctor Manuel Etchegoyen Menéndez!
Y Fort contesta:
-¿Sos doctor? ¡Mejor! ¡Me inspirás más confianza! ¡Dale, metele pibe, que después te tiro unos mangos!
-¿Para quién es más fácil trabajar? ¿Para un obispo o para Fort?
-No sé.
-Y… al obispo sólo tenés que besarle el anillo.
La periodista le pregunta a Fort:
-¿Es cierto que ahora que es mediático la fama se le subió a la cabeza?
-De ninguna manera. Se me subió ni bien nací.
-¿Qué es lo primero que hay que arrojarle a Fort cuando se está ahogando?
-No sé.
-Su séquito y sus guardaespaldas.
Una señora mirando la tele le comenta al marido:
-¿Sabés cuándo Fort se convierte en un tremendo nabo en un genio maravilloso?
-No.
-¡Cuando se casa con nuestra hija!
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Departamento GRAL. LOPEZ
jueves, 18 de febrero de 2010
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