En Tribuna estuvimos pensando agasajar a los lectores con algo realmente importante. Llegan las fiestas, y han sido muy amables con los columnistas de este medio a lo largo de este año, como siempre.
Pero a la hora de encargar el catering, Christian Sanz tenía en el bolsillo un Roca, Carlos Forte doce Menemtruchos, y el que suscribe apenas un Lecop. Falso, de yapa, como el carnet de periodista.
De modo tal que decidimos postergar el pantagruélico ágape imaginado y optamos por hacerles a los amigos de la casa un buen regalo en forma de dossier.
Vamos a regalarles las claves para poder entender al Gobierno de Cristina Kirchner. ¡Faaaaaaaa!
Y sí, eso es lo que tenemos. No somos muy manosuelta que digamos, pero cuando regalamos, regalamos de verdusqui. “Está en uno”, como hubiera dicho el Negro Olmedo
.
Así que amigo, amiga, ponga la pava, mande al Bobby al fondo y dispóngase a dilucidar de una vez y para siempre esos interrogantes que desde hace un par de años le quitan el sueño y el sistema nervioso.
Y ojo que parece en broma. Pero no se deje engrupir por las apariencias.
Formación del Team
Sabido es que desde la muerte de “él”, Cristina se ha ido desperonizando para acercarse a toda forma de funcionario y política setentista que le pasara cerca.
Desde el mismo 27 de octubre de 2010, “el Chino” Zannini pasó a reemplazar a Néstor en el articulado general de la política del gobierno.
Vanguardia comunista en los setenta, es decir, estaba a la izquierda de los de izquierda, “el Chino” dejó de ser un mero ladero del pingüino y el jefe real de La Cámpora para convertirse en ideólogo y ejecutor de la Revolución. “El Chino” es del palo.
Nomás a mes y medio de la defunción, Cristina sacó a Nilda Garré del Ministerio de Defensa, le fabricó un ministerio de Seguridad y la sentó en la conducción del mismo. Es decir, le quitó a Aníbal Fernández (PJ Standard) el control de la policía, y se lo entregó a Nilda junto con el resto de las fuerzas de seguridad. Las “buenas”, como Gendarmería y Prefectura.
Nilda es del palo, ¿ok? Ya sabe… Montoneros, lucha armada, jóvenes idealistas, anti FFAA, anticana y todo aquél asunto tan cristisetentista.
Cabalgando plácidamente sobre el corcel del luto, y de la victimización tan constante como la emisión monetaria, llegó a las primarias y desfiló.
Con la inestimable colaboración de la burgerkinera opo, y con el siempre bien recibido ayudín de INDRA, las presidenciales fueron un trámite. Un picnic de primavera. Con sanguchitos de pan lactal chorreando mayonesa. Calientes. Enmayonesando la guitarra de Slowhand Boudou, al tocar “Presente”. Vox Populi - Vox Dei.
Y ahicito nomás marcó otro gol de media cancha para encarar el segundo mandato, el primero de “ella”, Juan Manuelito Abal Medina jefe de gabinete. Hijo de Juan Manuel, sobrino de Fernando, medio hermano de la hija de Nilda. Caramba… es el ícono de la portación de apellido: Abalito también es del palo.
En la conformación y posterior reacomodamiento de ese equipo propio, sin nombres suger-impuestos por “él”, le dio placer al arribo de Axel Kiciloff para jugar en las ligas mayores. Economista y marxista, 100% narc & pop, 100% del palo.
Cuando llegó la hora de ajusticiar al multimedios con la epopeya del sietedé que no fue, Cristina no pensó en un profesional de los medios, ni tan siquiera en un abogado, aunque más no fuera para echarle un vistazo al pasticcio legal de la Ley Clarín. Lisa y llanamente lo convocó a Martín Sabbatella. Y fue coherente. Si estamos inmersos en una auténtica Revolución Socialista, y si tenemos a la libertad de expresión de espaldas al paredón, qué mejor que entregarle el fusil ejecutor a un comunista genuino y con carnet. Ni Guevara lo hubiera pensado mejor.
El comandante Sabbatella, aún de traje y sin uniforme, también es del palo.
Para no hacérsela muy lunga y mientras, así como quien no quiere la cosa, le pedimos que cambie un poco de yerba porque se está lavando el mate, debe tener presente un dato que no es nada menor. En septiembre de 2012 y en Río Negro, otro cuadro icónico del setentismo escalaba un nuevo peldaño en su reinserción oficial.
Aprovechando el desconocimiento de las jóvenes generaciones, de los que adquirieron prontamente el relato y la historia reescrita, y la mala memoria de los que nos vamos poniendo viejos, nada menos que Fernando Vaca Narvaja juraba como Ministro de Obras Públicas de la provincia.
Y este pibe no es solamente el hermano de la exdiputada y actual embajadora en México, Patricia Vaca Narvaja, la de Montoneros, ¿se acuerda? No, no. Fernando es ni más ni menos que el Nº 2 (vivo) de Montoneros.
No es que sea “del palo”. A falta del Pepe Firmenich, Vaca Narvaja es directamente el mismísimo palo.
Ah, by the way, hace unos meses se habló de traerlo al Pepe. La Cámpora pensó en una “reivindicación histórica”, pero está el problemita ese del caso Rucci, usted ya sabe.
Ordenando las piezas
Acá hay que hacer una aclaración necesaria. Ninguno de todos estos pibes se ha corrido un milímetro ideológico en 35 años. La lucha es la misma, el ideal es el mismo, los enemigos son los mismos y los errores que cometen, también son los mismos.
Aclarado el asunto, al componer el rompecabezas se va obteniendo una foto bastante clara del gobierno de Cristina Kirchner:
Tiene a Montoneros a cargo de la seguridad nacional.
Tiene al comunismo formando y conduciendo La Cámpora.
Tiene al marxismo a cargo de la economía y la estrategia empresarial pública.
Tiene a Montoneros en la jefatura de Gabinete.
Tiene al marxismo en Cultura, con Coscia.
Tiene al comunismo al frente del AFSCA, juez supremo de la libertad de expresión.
Tiene a Montoneros en las embajadas en España y México.
Tiene a La Cámpora en la embajada en USA.
Tiene al comunismo en el armado político (Zannini) y al ERP-Montoneros tanto en el armado ideológico como en la asesoría directa de Seguridad (Verbitsky).
Cristina Kirchner nunca fue otra cosa que admiradora de Montoneros y la revolución socialista. No militó más que en alguna que otra marcha, no combatió, nunca arriesgó una uña por causa que no fuera hacer dinero. Es una especie de “cholula política”. Como para ser más claros. Y cuando la vida, que a veces hace cosas tan raras, la puso al frente del país y con todo el poder entre sus manos, ya sin la incómoda presencia de su socio conyugal, lo que hizo fue armar la selección del tren fantasma.
Juntó a sus ídolos, a los que tenía más o menos disponibles. Buscó historia, épica, cuadros y gente del palo.
En lugar de armar un gabinete y un equipo de gobierno eficiente, armó un álbum de fotos del Club del Clan. Con Lalo Fransen y Nicky Jones como ministros.
Lo jodido
Ante todo, hay que decir que los jodidos somos, puntualmente, todos nosotros. Una cosa es que la izquierda setentista se dé el gusto de haber accedido al poder por la vía democrática, lo ejerza, cumpla su ciclo, intente su revolución cultural, fracase y se retire a cuarteles de invierno. Pero otra muy distinta es que deba afrontar problemas serios, graves, especialmente de naturaleza social con gente en las calles, que no es tropa propia.
Son impredecibles, puesto que ni ellos mismos saben qué hacer. Y como tienen los antecedentes que todos conocemos, (y que todos padecimos), la situación se torna, cuanto menos, de alto riesgo.
Decíamos antes que cometen los mismos errores del pasado, y eso es lo que hoy los tiene paralizados, casi en una especie de acefalia. Siempre estuvieron convencidos que los más humildes, los pobres, los marginados y los trabajadores de menores recursos, iban a suscribir su revolución.
Ellos ven a esos segmentos como “el campesinado” de los manifiestos.
Estuvieron convencidos en los setenta, hasta que Juán Perón les tuvo que poner el sosegate. Y lo hizo a lo Perón. Leña y leña.
Y hasta la cabeza del propio Cámpora rodó, con todo lo presidente que era. Pero las masas no acudieron a ellos. Las masas no eran revolucionarias. Era, simplemente, gente que quería vivir como la gente.
Estaban convencidos hace un año, cuando la elección que ganaron caminando les hizo creer que el pueblo finalmente había entendido la importancia de la revolución, y que la suscribía.
No se dieron cuenta que no era por amor, sino por plata. Plata abajo con los planes, plata al medio con la emisión. Plata arriba, como siempre.
A ver si nos entendemos. Cuando ellos hacen la película de “él”, verdaderamente creen que la gente hará horas de fila para verla. Y cuando la gente no aparece, cuando hay que comprar las entradas para regalarlas, se desencantan, se enojan, le toman bronca.
Cuando ningunearon el 13S argumentando que era “gente bien vestida”, estaban convencidos de lo que decían. Y entonces les vino el paro general y no entendieron que las masas lo acataran o adhirieran.
Después les cayó el irrepetible 8N, y se miraron sorprendidos, reaccionaron como chicos, con burla de segundo año comercial, liceo de señoritas. Las elecciones del Partido Comunista chino. Y se agarraron una bronca enorme con, otra vez… la gente.
Ahora salen los más pobres a saquear. ¿Cómo nos hacen esto a nosotros? Justamente a nosotros que fuimos los únicos que hicimos algo por ellos. Y están en no contestar. Silencio de radio. Sin respuesta política a causa de la cerrazón ideológica.
Corolario
Hay a decirlo claramente para que lo entienda hasta el Bobby, que se metió sin que usted lo note, con las patas embarradas, y está leyendo esto al lado suyo. Hoy gobiernan los Montoneros. Esto es taxativo.
Fueron llegando de a poco desde el PJ, desde el Frepaso y se empezaron a instalar con Kirchner y se terminaron de conformar con la viuda de Kirchner
Su gobierno es muy bueno para implementar preceptos ideológicos, adoctrinamiento juvenil, penetración cultural, señalamiento de enemigos, control y recorte de la libertad de expresión y de otras libertades, ataque a “las corpos” e imposición de un relato. O sea, todo el trabajo sucio que requiere imponer una revolución… ¿limpia?
Casi todas esas cosas le salen bastante bien. ¿Pero sabe qué? Su gobierno es muy malo para gobernar un país.
Implementa políticas absurdas, reacciona tarde y mal, se va de boca siempre, no sabe desprenderse de los contrapesos, se pelea con todo el mundo para adentro y para afuera, sanciona leyes con nombre y apellido, se ve obligado a mentir para justificar fracasos estrepitosos en casi todas las áreas.
¿Será que saben mandar pero no gobernar?
¿Será que su ideología más tarde o más temprano terminan siendo incompatible con la democracia y la república?
¿Será que no pueden entender que la gente quiere, apenas, un gobierno eficiente y no una epopeya revolucionaria, gloriosa y definitiva?
Me atrevo a quitar los signos de interrogación, para afirmar que sí, a todas las cuestiones.
Están en otro palo, porque son de otro palo. Eran llamados subversivos porque siempre quisieron subvertir, cambiar todo, modificar a su antojo el orden establecido. Con una soberbia obscena, casi como la magnificencia, de “él”, para robar.
Eso puede ser interesante cuando se vive bajo un régimen dictatorial. Aspirar a subvertir un sistema tirano es una forma de empezar a ganarle. Pero cuando se vive bajo reglas de convivencia que la ciudadanía decidió y respeta —una democracia republicana— lo que se termina subvirtiendo es, precisamente, esa democracia y esa república. Y entonces no se hace la revolución para la gente. Se la hace contra la gente.
No se dan cuenta que llegaron tarde.
Cuando ellos pudieron reinsertarse y organizarse, los argentinos seguíamos siendo giles, pero ya estábamos demasiado democráticos.
Feliz Navidad, aunque la casa no esté demasiado en orden.
Fabián Ferrante
http://periodicotribuna.com.ar/13546-claves-para-poder-entender-al-gobierno.html