La educación es al mismo tiempo producción y reproducción, inculcación y resistencia, continuidad y discontinuidad, repetición y ruptura, mantenimiento y renovación. Los polos opuestos caracterizarán al proceso educativo, es en esta lógica entre el aprehender de lo existente y la invención de lo nuevo donde la sociedad se mueve y crece, constituyéndose como comunidad (común–unidad).
Entonces el conocimiento es un proceso de construcción más que un “estado definitivo” y en este sentido es la herramienta necesaria para la formación del “ser” y cuyo motor es sin duda la “curiosidad”.
Son las instituciones educativas las que marcan y generan un espacio metódico para que el saber tenga lugar; es entonces cuando el pasado es conocido no como experiencia y tradición sino como resultado de la reflexión sistemática y consciente, y se convierte en objetivado e influye de manera decisiva sobre la formación “integral de la persona”.
Prof. Gabriela L. Palaia
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Departamento GRAL. LOPEZ
sábado, 23 de enero de 2010
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