El chicle o goma de mascar es uno de los productos más conocidos de nuestra sociedad. Prácticamente todos, en alguna ocasión nos hemos metido uno de ellos en la boca y nos hemos dejado llevar por él mascándolo durante minutos e incluso horas. ¿Pero qué es un chicle? y sobre todo ¿De dónde sale y cómo llega a convertirse en esa irresistible fuerza dispuesta a ser masticada?.
El chicle, en su origen era una sustancia derivada de la savia de un árbol procedente de la zona de América Central y del Sur llamado Manilkara Zapota. Esta savia, había sido empleada durante muchos años antes del primer chicle por los diversos pueblos indígenas por su curioso sabor dulzón. Hoy en día la cosa ha cambiado y se emplea un compuesto derivado del plástico llamado Acetato Polivinílico, aunque fue hace tan sólo unos pocos años que se abandono el uso de la savia.
Sin embargo lo que llevo a la conversión de esta curiosa savia en lo que hoy en día concebimos como chicle, fue como otras muchas cosas, producto de una serie de casualidades en manos de alguien que estuvo más avispado que los demás.
El inventor Thomas Adams, pretendía emplear la resina del Manilkara Zapota como una alternativa económica al caucho. Sin embargo, no resultó ser lo suficientemente sólida para el fin que pretendía darle. Intentando no perder demasiado dinero tras haber adquirido un gran cargamento de dicha savia, la empleó en el desarrollo de infinidad de artículos tales como neumáticos, juguetes o botas de lluvia, pero sin demasiado éxito.
Fue la afección de un general Mexicano exiliado en Estados Unidos llamado Antonio López de Santa Anna a mascar dicho producto el que le hizo pensar en él como un sustituto a los diferentes productos de mascar que se usaban en la época como el tabaco y la parafina.
En cuestión de poco tiempo logró conseguir una patente y en 1869 comenzó a comercializarla bajo la marca New York chewing Gum, aunque no fue hasta 1875 cuando fue mezclado el producto con jarabe de arce y regaliz para darle su característico sabor dulzón.
A partir de ahí el desarrollo fue meteórico; en 1880 se introdujo el sabor a menta, tan popular en nuestros días, en 1888 se desarrolló la primera máquina expendedora de chicles y un año más tarde se produjo la aparición de los chiclets, o chicles con cobertura sólida de caramelo.
Desde ahí, numerosas compañías dedicaron sus esfuerzos a la comercialización del novedoso y revolucionario producto. La compañía de chicles Wrigley's llevó a cabo una de las campañas mediáticas más potentes que se recuerdan enviando por correo tres tabletas de chicle a cada persona que apareciese en la guía de teléfonos de EE.UU. convirtiéndose así durante mucho tiempo en el primer vendedor del país.
Hoy en día la infinidad de tipos, marcas y sabores de chicles son incontables, así como sus consumidores. Sólo en España se calcula que se consume medio kilo de chicle al año por persona dando lugar a un volumen de ventas que según estudios realizados en el año 1997 mueve unos 175 millones de Euros.
1 comentario:
No me importa que uses contenido de mi blog, pero por favor, procura enlazar de donde lo has obtenido.
Gracias
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