La noche previa al funeral de su marido, Katherine Cathey se negó a dejar la sala donde estaba el ataúd y durmió cerca del cuerpo sin vida del marine por última vez. Los militares le hicieron una cama. Antes de dormirse, ella encendió su portátil y tocó canciones que le recordaban a su marido muerto.
Departamento GRAL. LOPEZ
viernes, 24 de septiembre de 2010
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