“El movimiento es uno de los tantos grupos que surgen luego del Concilio Vaticano II, como lo fueron los focolares o la teología de la Liberación.
Yo tengo la gracia de que hace más de 30 años que pertenezco a la renovación carismática católica pero en mi época de seminario no podía decir que lo integraba porque no se conocía el sentido profundo del movimiento ya que se daba una imagen poco ortodoxa de lo que debía ser un sacerdote”.
“Bendito sea Dios que la Iglesia se ha abierto”, sin embargo “el movimiento es reconocido en la Iglesia desde siempre, pero una cosa es hacerlo desde la palabra y otra desde los hechos”.
“Es la corriente que reúne en torno al altar a más gente”. “El que sana, el que libera, el que salva es Jesucristo. Que el Señor nos haya regalado carismas de sanación, de liberación, de profecía, es bíblico, no nos tiene que extrañar pero el que sana es El, a través nuestro”.
“Somos instrumentos del Amado”.“Un matrimonio puede orar por su hijo y a través de la oración puede sanar a su hijo. No nos quedemos solamente con los sacerdotes. No sana ni el matrimonio, ni el Padre Roberto, sino Dios porque somos dóciles”.
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