El documento de Puebla dice que el hombre de Dios sólo puede ser profeta si ha hecho la experiencia de Dios vivo.
Esta experiencia particular lo hace portador de la Palabra poderosa para transformar la propia vida y la vida de los demás.
QUIEN ES, Y QUIEN NO ES UN PROFETA
El cristiano es el hombre que se hace a Cristo. Por lo tanto, si es un hombre de Dios es también un profeta; y es un profeta cuando al hablar hace presente a Dios.
El verdadero profeta es aquél que hace enamorar de Jesús y el pueblo queda embelesado y atraído por la ternura de Dios (Lv 9,22-24)
PAGOS AL PROFETA
Casi podríamos decir que el pago por ejercer el ministerio profético es la persecución, el sufrimiento y la incomprensión.
Jesús a sus discípulos, en este mundo, solamente les promete sufrimiento, los premios y la recompensa se los da en la vida eterna. (cfr Mt 10,22. Apc 2,10,2,26,2,28,3,5,3,12)
QUIENES SON?
Los portadores de la palabra poderosa, es la unción de la palabra por el poder el Espíritu Santo que lleva a levantar la fe y la conversión y a dar una respuesta personal a la palabra proclamada.
En realidad, Jesús resucitado, hecho Señor todopoderoso, envía a sus apóstoles por el mundo: “Me ha sido dado todo poder… Id pues…” Mt 28,18 ss.
El discípulo de Jesús
QUIÉN ES UN DISCIPULO?
El objeto de la evangelización es anunciar la salvación de Jesucristo y hacer discípulos de Él.
En Mt 28,19 encontramos esta precisa orden de Jesús: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”.
Jesús nos invita a ser y a hacer discípulos: nos invita ante todo a escuchar su palabra y luego ponerla en práctica, sólo así lograremos ser y hacer discípulos.
El discípulo es aquél que aprende a vivir la vida del maestro.
¿Quién es creyente? Es la persona que escucha el Evangelio, pero no la pone en práctica. Es decir, el que simplemente escucha y no vive lo que ha escuchado. Jesús no quiere únicamente creyentes sino verdaderos discípulos que vivan su vida.
También la palabra cristiano hace referencia al discipulado.
Jesús tenía para con sus discípulos exigencias únicas; primero hay un llamado particular del Maestro, no es discípulo quien elige al maestro sino a la inversa (cfr Mc 1,17-20; Jn 1,38-50). Entre Jesús y el discípulo hay una relación personal. Seguir a Jesús significa romper con el pasado y asemejar la conducta a la suya, escuchar sus enseñanzas y adecuar la propia vida a la del Salvador.
En síntesis el discípulo está llamado a compartir también la misma suerte que el Maestro, por eso podemos afirmar que discípulo era aquel que había asimilado la misma vida del maestro y se le asemejaba en todo.
PRINCIPIOS DEL SILENCIO
EN LA CARTA DEL APÓSTOL Santiago encontramos lo que podría llamarse los principios del silencio. “Ustedes deben ser rápidos para escuchar y lentos para hablar y enojarse” Stg 1,19
Dos cosas podemos considerar:
1. La lentitud para escuchar
2. La lentitud para hablar
EL DISCIPULO SUFRE POR AMOR
Para darnos cuenta de esto, sólo hace falta leer en el Evangelio de Juan la experiencia de la muerte de Lázaro y cómo Jesús, aún sabiendo que lo iba a resucitar, se conmueve y llora:
“Jesús, al verla llorar a ella, también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado, preguntó: “¿Dónde lo pusieron?”. Le respondieron:”Ven, Señor, y los verás”. Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: “¡Cómo lo amaba!”” Jn 11, 33-36
RELACION PARTICULAR CON EL MAESTRO
Jesús tenía una relación especial con los suyos: “ Los discípulos se acercaron y le dijeron: `¿Por qué les hablas por medio de parábolas?´ El les respondió: `A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no´” Mt 13,10-11
El discípulo de Jesús conoce los secretos del Padre, gracias a esta relación de amistad especial con Él.
¿Cómo podemos conocer y aprender los secretos de Jesús si no tenemos esta relación especial de amistad con Él?
Esta relación se logra en la oración. Si nosotros no oramos no conoceremos jamás los secretos de Jesús.
IMITACION DEL MAESTRO
Hemos insinuado el hecho de que el discípulo está llamado a “pagar una cuenta”, el sufrimiento.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: `El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará´” Mt 16,24-25
La cruz era:
a. Infamia (cfr Heb 12,2)
b. Oprobio ( cfr Heb 13,13)
c. Escándalo y locura (cfr 1 Cor 1,18; 2,2)
d. Impureza ( cfr Jn 19,31)
e. Maldición divina ( cfr Dt 21,23 Gal 3,13)
CONSECUENCIAS DEL DISCIPULADO
“Yo los envío como ovejas en medio del lobos; sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombre, porqué los entregaran a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir; lo que deben decir se les dará a conocer en este momento, porque no serán ustedes los que hablaran, sino que el Espíritu de su Padre hablara en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se revelaran contra sus padre y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de Mi Nombre, pero aquel que perseveré hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabaran de recorrer, las ciudades de Israel antes de que llegue el Hijo del hombre.
El discípulo no es más que el Maestro, ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro, y al servidor como su dueño. Si al dueño de la casa lo llamaron Belzebú, ¡cuánto más a los de su casa!” Mt 10,16-25.
EL DISCIPULO, SACRAMENTO DEL MAESTRO.
Si sacramento significa signo que comunica la vida de Dios, el discípulo, porque ha tenido este don de participar íntimamente de la vida del Maestro, debe a su vez manifestar, significar esta vida.
El discípulo es aquel que propaga el perfume del Maestro, a través de nosotros se expande el conocimiento de Jesús, y nosotros en el mundo estamos llamados a realizar esto. ¡Somos los sacramentos del Cristo!
CONCLUCION
Tener un anhelo cada vez mayor por vivir la santidad y ansiar tener una experiencia personal con el Señor, su propio pentecostés.
“trabajen por su santidad con seriedad y respeto… porque es Dios el que produce el querer como el hacer, conforme a su designio de amor” fl 2,12-13
“El Espíritu del Señor está sobre mí” Lc 4,18.
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