En una sociedad polarizada, los medios fanatizados tienden a propagarse.
Por MIGUEL WIÑAZKI Austin, Texas.
Fueron George Bush y sus halcones los que más influyeron para propagar la idea de que los medios en los Estados Unidos mienten. Objetaban rudamente las informaciones de varios diarios, que desmentían la excusa de Bush para la excursión a Irak: la existencia de armas de destrucción masiva en aquella nación, gobernada entonces por el tirano Saddam Hussein.
La derecha del Norte está hoy encaramada en el creciente movimiento del Tea Party: ultraconservadores que activan militantemente, confrontando con Obama y los demócratas. Son ellos, especialmente, los que prefieren las usinas de periodismo militante a las no militantes.
Un minucioso estudio realizado por alumnos y profesores de la Carrera de Comunicación de la Universidad de Texas analiza la relación que existe entre las audiencias y los medios militantes o partisanos -como los llaman allí-, en contraste con la conducta de las audiencias ante los medios que no son militantes y que priorizan el periodismo tradicional, que debe incluir en sus enunciados a las posiciones antagónicas y jamás una sola voz. Fue presentado en el reciente Simposio Internacional de Periodismo On line , realizado en Austin, Texas, que organizó el prestigioso profesor Rosental Calmon Alves.
Se compararon dos señales polares: Fox News , situada sin fisuras a la derecha del espectro ideológico, por una parte; y MSNBC (la fusión de Microsoft y NBC ), situada a la izquierda política.
Las conclusiones a las que llegaron son interesantes para traspolar y pensar en el caso argentino. “La gente percibe a la información que respalda su punto de vista como más creíble que la información que los contradice”.
Los investigadores perciben una situación política polarizada en los Estados Unidos.
¿Qué es la polarización? El crecimiento de puntos de vista extremos.
Adviene la posibilidad del fanatismo y de la exclusión de los que piensan diferente. Se perfilan tribus antagónicas, a las que les importa menos la información que la refutación del adversario y la festiva exaltación de sí mismas y sus posiciones políticas.
La mala noticia que conlleva la expansión del periodismo militante en Estados Unidos, según se infiere del informe, es que a mayor fanatismo e intolerancia expuesta por un medio, es mayor el fanatismo y la intolerancia asumida por sus televidentes, radioescuchas o lectores. Hay una suerte de retroalimentación, donde las audiencias tienden a buscar un eco de sus propias posiciones en los medios, y los medios se hacen eco de ese deseo de sus audiencias.
En esa dinámica, tiende a crecer el medio que se exhibe como más fanático e intolerante. De hecho, Fox News crece más que MSNBC.
En Argentina, el “periodismo militante” ostenta una característica singular. Aquí esa resonancia que publicita posiciones extremas (hiperoficialistas) es sostenida abiertamente con el dinero público. Proliferan los “periodistas militantes” rentados. Ocurre con la agencia Télam. Por ejemplo, Víctor Hugo Morales, enfático y relevante defensor de posiciones gubernamentales, acaba de inaugurar una columna en la agencia estatal de noticias. Son las llamadas “Conversaciones con Victor Hugo”, donde se revela en tono de autoalabanza su detención en los ‘70, por una pelea en un partido de fútbol.
Es un clásico.
El “periodismo militante” es autoeticista. Se autodesigna como portador excluyente del bien. Funda un club autoritario e instaura de hecho una suerte de “paleopolítica ”, como diría el pensador Peter Sloterdijk. Una instancia previa a la política, antigua, que aprecia más la confrontación que la construcción conjunta.
http://www.clarin.com/sociedad/medios/periodismo-militante-lupa-critica-academicos_0_463153783.html
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