Para el filósofo brasileño Gabriel Chalita, la ética es el camino hacia una vida plena en la que cuentan el amor, la amistad, la razón y la justicia.
Doctor en Derecho y en Comunicación y Semiótica, obtuvo una licenciatura en Filosofía y un máster en Ciencias Sociales. Profesor en varias universidades, es autor de biografías, textos de pedagogía, derecho, filosofía y política.
Su último título, recientemente editado en castellano, es Los diez mandamientos de la ética (Alfaguara).
Reportaje para pensar:
Como pensador ¿cuándo comenzó a interesarse por la ética?
En realidad, desde que era un chico.
Vivía al lado de un asilo. Cuando a los siete u ocho años empecé a visitarlo encontré a una profesora jubilada que había sido abandonada por su familia y que, en cierto sentido, me adoptó. De esa experiencia vital de contacto humano e intelectual surgieron mis primeras preguntas sobre el tema porque enseguida ella comenzó a prestarme libros de filosofía, lecturas que despertaron mis ganas de escribir.
Tengo publicados muchos libros de géneros distintos, pero todos hablan del derecho a la felicidad.
¿Y por qué escribe ahora sobre ética?
Quiero demostrar que el ser humano es bueno y que es en esa bondad que encuentra la felicidad. Para pensar el tema me basé en Ética a Nicómaco, que Aristóteles escribió 400 años antes de Cristo, para explicarle a su hijo qué debía hacer para ser feliz.
Creo, como él, que ser feliz es más fácil que ser infeliz.
Si es más fácil, ¿por qué somos infelices?
Porque nos complicamos la vida.
¿Por qué escribió que la ética es el camino hacia el encuentro de la felicidad?
Hay dos formas de explicar la ética. Una como código de conducta, que es, según mi punto de vista, una explicación pobre, porque de ese modo los bandidos y los nazis tendrían ética, dado que tienen un código de conducta.
¿Cuál es la mejor explicación?
La que sostiene que la ética es un código de conducta que procura el bien porque cree en su existencia. La ética no es una abstracción o algo distante. Es un ejercicio cotidiano que se desarrolla desde que somos pequeños.
Si el padre lleva a su hijo a comprar y engaña al vendedor, comienza a enseñarle lo anti ético.
Yo he trabajado también sobre la pedagogía del afecto y creo que la ética se manifiesta en los pequeños gestos que integran la relación entre la gente, aun entre los desconocidos.
Sigue sin quedar clara la relación entre la ética y la felicidad.
Voy a darle algún ejemplo.
En Brasil estamos promoviendo el voluntariado. Es inevitable que la persona que entra en contacto con los internos de un asilo o los enfermos de un hospital comience a rever sus valores y a pensar de otra manera.
La felicidad no es sinónimo de placer.
El placer es una sensación de satisfacción inmediata y efímera: una comida, una conquista amorosa... todas cosas pasajeras.
En cambio, la felicidad es un estado de ánimo persistente vinculado a una decisión, que hace que cuando tenemos un problema podamos afrontarlo con equilibrio.
Sociedades como las nuestras, ¿pueden ser reeducadas en la ética?
Yo soy optimista. Para mí la solución está en la educación para poder hablar, escuchar, pensar políticamente y evitar ser manipulados.
Los pesimistas, por el contrario, van a decir que el problema es que quien educa no es ético.
¿Podemos desglosar sus diez mandamientos para la ética? .........................
El primero es hacer el bien.
Intento demostrar que el ser humano es bueno y que todo su desarrollo converge hacia el bien. La bondad (que se expresa en el respeto por la pareja, los amigos, los colegas y el resto de los seres humanos), la nobleza de carácter y la justicia de las decisiones son aspectos de un comportamiento ético.
El segundo es saber elegir.
Nuestra vida está formada por muchas elecciones. Y de esas elecciones dependen nuestros éxitos y fracasos. Son nuestras elecciones las que organizan nuestros deseos en torno a una gran aspiración (una aspiración de vida, un gran proyecto), que mueve nuestra vida hacia la felicidad.
Tres: actuar con moderación.
Relaciono la moderación con la calma, con el pensar antes de hablar y con el actuar con serenidad.
El cuarto es, según usted, practicar las virtudes.
Coraje, amistad, lealtad, respeto, amor... las virtudes nos dan la tranquilidad de una largo camino. El mal pagador, el político corrupto, el padre que tiene una segunda vida... todos saben que su camino es corto; antes o después va a descubrirse su falsedad y viven atormentados por eso.
Quien practica las virtudes vive una vida más tranquila, porque duerme tranquilo, se despierta tranquilo, y convive tranquilamente con las personas.
La otra es la justicia.
Soy profesor de Derecho y hablo permanentemente con abogados y jueces sobre el tema: ¿Es posible la justicia? ¿Es posible ser injusto contigo y justo conmigo mismo? La respuesta es No. La justicia solamente existe en las relaciones humanas, cuando yo tengo la percepción de que no perjudiqué, no destruí ni le saqué nada a nadie.
El sexto mandamiento es valerse de la razón.
Somos seres racionales y a medida que conseguimos pensar antes de hacer, cometemos menos errores. Ser racional implica liberarse de ciertas pasiones. La razón marca los límites.
¿Cómo combina esto con su siguiente precepto: valerse del corazón?
El ser humano es emocional y es preciso desarrollar esa sensibilidad. Para banqueros, mozos, atletas o periodistas la emoción es el motor del desarrollo personal o del bloqueo, del crecimiento o la regresión. Podes tener un enorme desarrollo cognitivo, pero si no hay emoción, no pasa nada.
Octavo mandamiento: ser amigo
En el planteo de su ética, Aristóteles decía que entre la justicia y la amistad, era más importante la amistad. La amistad sincera hace que dos personas se sean leales independientemente de cualquier cosa. Es un gusto libre y eso ayuda a hacer que esa amistad tenga valor para toda la vida y le de sentido a la existencia. El amor fraterno respeta al otro como es, con sus miedos, sus sueños, su inteligencia y sus malos momentos.
¿Hace falta alguna aclaración para los últimos dos mandamientos: los de cultivar el amor y ser feliz?
El amor ágape -aquel que Platón distinguía del amor fraternal y del amor erótico- es el amor a la paz y a la humanidad. Es el amor que comparte el dolor por la desgracia ajena, pero que tiene voluntad de cambiar esa situación. Dejar un mundo mejor del que recibí es la gran forma de amor y es casi un mandato ético.
Y ahí llegamos a la felicidad.
La persona con esa elevación espiritual va encontrando la felicidad. La felicidad es, según Aristóteles, la única verdad universal, la que en todo lugar, cultura y época mueve al ser humano.
¿Se puede ser ético y tener éxito en la vida?
Si; aunque a veces es difícil, ejemplos vivos son el ex-director del la selección argentina de futbol Sr. Bielsa y el ex-entrenador de Jockey Femenino, Sr. Vigil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario